jueves, 31 de octubre de 2013

Capítulo 51

Domingo 10 de Julio

16:21. Arturo Mollins no me habla y no sé por qué. Hoy le di los buenos días, me lanzó un gruñido y se encerró en su habitación dando un portazo. Odio la gente que da portazos. En serio que me fastidia.  
Luego, a la hora de almuerzo, me dijo que saldría a comer fuera, tomó su chaqueta y aún no vuelve. No sé qué le sucede. Antes de que saliera le pregunté cómo estaba, y sin mirarme me respondió “No quiero hablar contigo. Comeré fuera” ¿Qué le he hecho? ¿Por qué no me quiere hablar? Nunca, del tiempo que llevamos viviendo bajo este mismo techo, me había tratado de esa forma tan cortante. No me gusta que él me trate así.
Bueno… el día viernes, mientras hablaba con Jeremy por correo, sacamos el tema de nuestro último encuentro fugaz. Intenté decirle, suavemente, que había sido un poco veloz para mí. Me preguntó si acaso no lo había disfrutado ¿qué le decía?... en fin, me armé de valor y le dije que yo soy más lenta que él. No me respondió nada durante las dos horas siguientes. Luego me mandó un correo, diciéndome que él no me podía esperar más y que en realidad él tampoco lo pasaba tan bien porque yo era muy fome, que tenía que estarme dando las instrucciones a cada rato. Genial, pensé… o sea, que eso de que había estado tan bien como siempre, era tan mentira como lo mío de decir que lo había disfrutado.
Me dijo que quizás lo que nos pasaba era que estamos muy poco juntos. Que tener sexo una vez cada dos semanas no era bueno, que esto era como cualquier deporte, había que practicarlo. ¿Será verdad? O ¿simplemente se estará asegurando unas horas más por semana?… mm… me preguntó si yo aún sentía cosas por él. Le respondí que por supuesto que sí, que lo quería mucho. Debo reconocer que después que le di “enviar” al correo, lo abrí nuevamente y lo analicé un rato, más o menos largo. O sea, me gusta mucho, lo quiero también… pero, no sé… me he sentido algo extraña las últimas semanas. Mi cabeza está revuelta, y ya no sé qué pensar. Su respuesta fue que entonces, si lo quería tanto, tenía que poner más de mi parte… mm…
Mm… sonó la cerradura de la puerta de entrada.
17:23. Ayer sábado fui a la librería. Estuve atendiéndola con mi padre durante todo el día. Entraron solo tres personas, en todas las horas que estuvimos sentados. Yo aproveché de hacer el catálogo. Es tan linda la librería de mi padre. No es muy grande, pero está atiborrada de libros. Huele a viejo, huele a libertad para mi… le pregunté a papá cómo ha estado su salud y me ha dicho que se ha sentido bien. Sé que miente. Se le puso la famosa arruga horizontal en la mitad de la frente. Me dijo que la semana que sigue habría otra reunión porque tenían novedades que comunicar.
A eso de las cuatro de la tarde, cerramos. Pasamos a comer algo por ahí y después lo dejé en la Estación del Metro.
Llegué justo cuando sonaba el teléfono… era Carla para ponernos de acuerdo de cómo llegar a la fiesta de mi hermano. Le dije que a eso de las ocho nos juntáramos en la Estación Pedro de Valdivia, que de ahí nos pasarían a buscar. Marlon se había ofrecido para ir por nosotras.
Cuando llegué Carla estaba vestida con unos Jeans azules, una chaquetita corta de mezclilla, un Beatle ajustadísimo y unos enormes tacos que en mi vida me habría podido poner. Casi no la reconocí. Estaba muy maquillada, Full producción. Cuando Marlon llegó me saludo con un abrazo que casi me cortó la respiración. Los presenté con Carla, y Marlon quedó encantado con la estatura y el físico de mi amiga. Carla debe medir cerca de 1.70. Es muy delgada, yo siempre la molesto diciéndole que no sé dónde metió a su hijo durante el embarazo.
Cuando llegamos a la fiesta, Polín y Esteban salieron a nuestro encuentro y no dejaban de abrazarme y decirme lo horrible que seguía luciendo. A Esteban también le encantó Carla, aunque la encontró un poco “corriente” para vestirse. Pelador
Carla estaba encantada con la fiesta. Me decía a cada rato que nunca había asistido a un carrete con gente del barrio alto. “Si serás huasa”, le decía yo, “Mi hermano viene de donde mismo vienes tu, es solo que sabe aparentar mejor”. Ella hizo varios amigos, y me parece que se olvido de su ex novio por un par de horas. O conociéndola, lo más probable es que lo olvide para siempre.
Todos parecían llevarse de lo más bien. Yo me metí a la pieza de Polín y no salí por el resto de la noche. Mucho ruido, mucha música, mucho jolgorio no es lo mío. Además, seguía pensando en lo que estaba pasando con Jeremy. De pronto Carla apareció por la pieza:
-          Aquí estás Yiyi, te andaba buscando. Tu hermano me dijo que de seguro estabas encerrada aquí…
-          Si… ¿cómo lo estás pasando?
-          ¡Biiieeenn! – me dijo emocionada -, gracias por invitarme. Marlon y Esteban son simpatiquísimos, y tu hermano es muy buen mozo. Lástima que sea Gay. Oye… a qué hora nos vamos.
-          Mm… no lo sé… tenemos que tomar un taxi…
-          Yo no tengo plata, Yiyi… ¿y no nos pueden llevar de vuelta?
-        ¿Y sacar a ese par de mulas de la fiesta?... ni lo sueñes. Yo tengo dinero. Cuándo quieras nos vamos…
-          Puchas… no me quiero ir… - replicó haciendo puchero.
-          Así es la cosa. Me avisas y llamo un radio taxi.
Cerca de las dos de la mañana salimos de la casa de Polín, escuchando los berrinches lógicos de la pandilla.
Cuando llegué al departamento, la luz de la habitación de Arturo Mollins seguía encendida.
Me dio hambre… iré a comer algo…

19:06. Creo que Arturo Mollins miente. Me parece que si tiene una relación con la estirada de la abogada esa. Me cae tan mal Marcela.
Ahora, cuando salí para comer algo, él estaba parado en la ventana mirando el parque. De pronto, comenzó a sonar el teléfono. Saltó la grabadora y era la estirada. Él se dio vuelta y tomó el teléfono.
No capté mucho la conversación, pero a grandes rasgos parece que se estaban poniendo de acuerdo para salir a cenar con la mamá de Arturo Mollins. Él le decía que no se angustiara por lo que decía su hermana. Quizás no se llevan bien.
Después colgó y me quedó mirando mientras yo tenía atravesado un sándwich de palta con jamón que me había preparado.
-          Gabriela… - dijo de pronto.
-          Dime…
-          ¿Te puedo hacer una pregunta personal?
-          ¿Se te pasó la rabieta de la mañana? – Le lancé. Él miró el piso y comenzó a mover la cabeza de un lado a otro.
-          No sé qué pensar de ti… - dijo en tono cansino. 
-          Qué es lo que me quieres preguntar.
-          Aún estás saliendo… ee… con ese chico que me contaste que conociste hace años y que ahora se supone que te “valora”…
-          Si.
-          Entiendo… ¿Lo amas? ¿estás enamorada de él?
-          Lo quiero mucho.
-          ¿Lo conoces bien? ¿sabes todo respecto a él? – siguió preguntándome mientras avanzaba lentamente hasta donde yo estaba de pie, mirándolo con algo de temor y curiosidad.
-          Por qué me estás haciendo tanta pregunta. No me gusta hablar de mi intimidad.
-          Lo sé, lo siento… es solo que no eres el tipo de mujer que… - de pronto se quedó callado.
-          No soy el tipo de mujer que qué…
-          Mira… - dijo - ¿me haces un favor?
-          Depende del favor – dije alejándome un poco, la conversación me estaba asustando.
-          Podrías tener cuidado de con quién estás saliendo…
-          No creo que eso sea de tu incumbencia - respondí seca.
-       Lo sé, lo sé… hoy, no ha sido el día más lúcido que he tenido. Perdóname. Es solo que… no quiero que te pase lo que me sucedió con mi ex novia. 
-     ¿Por qué me podría pasar algo así?... oye… ¿sabes una cosa? Me arruinaste mi pan con palta y jamón que intentaba comer. Así que me voy a mi habitación, con tu permiso… - intenté pasar pero él se cruzó delante de mí.
-   Escúchame. Solo te pido que tengas cuidado. Que lo conozcas más, que averigües más. Qué preguntes y te informes de quién es él realmente… Gabriela, - dijo tomándome de un brazo - pídele que te cuente toda su verdad
-     Ya te dije que mi vida no es de tu incumbencia. Aléjate, no te metas. No necesito de tus consejos. No necesito nada de ti… yo puedo tomar mis propias decisiones. Por si no te has dado cuenta, soy una mujer y puedo mandarme sola.  
Lo empujé y me fui muy molesta a encerrarme en mi pieza. Él se quedó de pie, pasándose una mano por la cabeza.
¿Qué tonterías me estaba diciendo? ¿Qué trata de hacer en mi vida este tipo? ¿Qué mierda quiere de mí, Arturo Mollins?
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Siguiente entrega: LUNES. Aviso: IM-PER-DI-BLE... 
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miércoles, 30 de octubre de 2013

Capítulo 50

Jueves 07 de Julio

9:29. ¡VOLVIÓ!... Jeremy está en su puesto. Cuando me vio me quedó mirando y me sonrió.
¡Ops!... ¡YES! Correo de mi amor… me pregunta si lo he extrañado… si, muchísimo… le devolví la pregunta, por lo de mis días de ausencia por la licencia médica.

9:38. ¡Buu!... dice que no, que tuvo tantas cosas que hacer que no se alcanzó a dar ni cuenta. ¿Lo dirá en broma o en serio?

9:41. Dice que lo dice en serio. Pero que no me sienta, que igual me quiere.

9:54. Mm… es raro… varios han ido al puesto de Jeremy y lo han abrazado. Le dan palmazos y lo felicitan por algo… mm…

10:08. Le he preguntado por qué lo felicitan, y me dijo que es por qué el “proyecto” nuevo, en el cual estaba trabajando desde hacía mucho tiempo, está saliendo muy bien y que en las próximas semanas terminará de afinar los detalles. Genial… ¿qué proyecto nuevo será?

10:15. Me dice que muera de vieja y no de copuchenta. Que tonto es… ¿y si le pregunto a Benjamín por qué han ido todos a felicitarlo?

10:16. No, mejor que no. No quiero ser tan metiche, soy su futura pareja no su esposa, tiene que tener sus libertades y secretos. Después me irá a contar seguramente.
Le he preguntado a Jeremy por qué se ausentó estos días.

10:21. Me ha preguntado si acaso la gente de computación no me ha dicho nada. “Niet” le dije, nada de nada y yo tampoco he querido preguntar. ¡Ah! puntos para mi, así él sabrá que respeto su vida.

10:33. Mm… ¡Hum! He visto a Arturo Mollins acercarse al puesto de Jeremy. Lo ha felicitado muy afectuosamente. Eso ha sido inesperado. Cuando se acercó todos se quedaron quietos, como si un Dios todo omnipotente se hubiese acercado a darle una bendición divina. Han intercambiado un par de palabras y ahora Arturo Mollins se vuelve a encerrar a su oficina.
Vaya, vaya… creo que Jeremy es más genial en su trabajo de lo que pude imaginar.

11:00. Jeremy aún no me responde el último correo que le envié. No insistiré, por muy ansiosa que me sienta.

11:08. Bien… me ha respondido. Me ha dicho que ha estado fuera por el “proyecto” en el cual ha estado trabajando en los últimos tiempos…
Lo que más he admirado de Jeremy siempre es su alto profesionalismo. Es capisimo en lo que hace. Lo que le pregunte siempre tiene una respuesta. Eso me parece muy atractivo en un hombre. Que sea inteligente y se sepa expresar. Me hace respetarlo.

11:15. Me han enviado un correo para revisar las modificaciones hechas a la nueva aplicación. Que lata… tendré que dejar de hablar con Jeremy un rato…
                                            
15:48. ¡¡UUYY!! ¡PERO COMO PUEDO SER TAN MAL HABLADA!... maldición, maldición… he pasado la vergüenza de mi vida, por culpa de mi bocota. Aunque no todo fue tan malo, igual ha sido horriblemente vergonzosa la situación…
Resulta que estábamos disfrutando de nuestra hora de colación con las chicas, hablábamos de contingencia laboral, emocional y tonteras varias. En eso, se me metió algo en el ojo. Me dolía y me molestaba demasiado, así que fui al baño.
En el espejo del baño no puede ver nada. No era un mosquito, tampoco una pestaña o un pelo. No tengo idea de qué diablos era… no lo podía sacar. Salí del baño nuevamente, muy al borde de la furia porque me molestaba muchísimo. Y no se me ha ocurrido nada mejor que exclamar “Maldita sea… no sé qué verga se me ha metido”… ¡verga!… ¡UY! ¡Pero cómo pude decir una tontería como esa!
La frasecita habría sido un anecdotario más, pero de pronto escuché como que alguien se trapicaba con algo y comenzaba a toser. Los rostros de las chicas eran de pánico absoluto. Me hacían señas en forma disimulada que no logré entender. Cuando me puse los lentes de nuevo y enfoqué, me di cuenta la metida de patas que me había mandado.
Arturo Mollins y Jeremy estaban de pie cerca de la máquina de bebidas conversando. Jeremy se había trapicado con la bebida y Arturo Mollins estaba con el rostro inmutable mirándome fijamente.
Dios santo… ¡Dios Santo!… ese tipo de vocabulario era bueno para las chicas, conversaciones por correo con Jeremy y quizás en mi departamento, pero no en la oficina. Me sentí demasiado mal. Lo único que atiné a decir fue “tengo una pestaña en el ojo”… me di vuelta, con las chicas coloradas con tomates, y traté de desaparecer. Podía escuchar los pasos de ambos hombres detrás de mí. Alguien decía algo y apareció Arturo Mollins delante de mí a poca distancia. Justo cuando se comenzaba a dar vuelta, Jeremy me llamó en un susurro:
- ¡Hey! Gómez, espérate… - yo me di vuelta. Se me acercó sonriéndome y me dijo – déjame ver lo que tienes en el ojo… - cuando lo tuve cerca añadió – estoy seguro que la verga que tienes no es la mía… ¿de quién es, Gómez, de quién es? - yo me puse colorada y le di un golpe en el hombro. En ese minuto observé que Arturo Mollins estaba mirando la escena. ¿Habrá sospechado lo de Jeremy conmigo? Bajó la bebida que tenía en su mano, pestañeó muy rápido y siguió su camino algo contrariado – eres muy ordinaria, Gómez… cómo dices esas cosas delante del jefecito – continuó divertido Jeremy.
- No lo vi… no vi a ninguno de los dos. Creí que estaban las chicas solas… me quiero morir. – dije mientras veía que Arturo se metía en su oficina.
- Ya… si no es para tanto, qué crees que el chupete de fierro no habla así cuando está con sus noviecitas…
- No, no lo creo…
- Vaya… ¿lo defiendes Gómez?
- No, no lo defiendo… pero es un niño de cuna de oro que no le enseñan este tipo de cosas. – Jeremy se rió.
- Oye Gómez… cómo andas de tiempo hoy en la tarde… con lo de la verga y todo, no te tinca… ir por ahí… y portarnos mal… hace mucho que hacemos ejercicio… qué dices… así metemos la verga por el lugar que corresponde…
- ¡HAIJ! NO ME DIGAS ESO… que me siento muy mal, muy mal… - chillé, mientras él se reía.
- Ya… qué dices que nos vamos a hacer un par de cariñitos por ahí…
- Me parece… bien… - respondí.
- Ok… - dijo mirando a todos lados – te parece que nos encontremos donde mismo a vez anterior…
- Ok… - dije sonriéndole en forma cómplice.
Cuando volví a la mesa, las chicas me retaron por la metida de patas. Pero a mí ya se me había pasado la vergüenza, solo pensaba en mi encuentro de hoy en la tarde con mi hombre… bueno… y en lo que tuviera metido en el ojo, porque aún no se me había salido…

22:47. Mm… acabo de llegar de mi encuentro con Jeremy. Mm… no sé… mm… me siento extraña. Si… me siento literalmente como el significado de la palabra “extraño”.
Cuando llegamos al motel, Jeremy había pagado solo por un par de horas. No estaba mal, mañana tenemos que volver a trabajar. Pero no sé… me parece que tendré que visitar el ginecólogo. Debo tener un problema sexual muy serio.
Antes de cerrar la puerta Jeremy ya estaba listo… mm… no me di cuenta de lo que sucedió. No sé… yo no puedo llegar tan rápido como él… si duró dos minutos el polvo, fue demasiado.
Mm… estoy complicada. Jeremy me dijo que había sido un poco rápido, y sí que lo fue, pero dice que no pudo controlarse. Que me prometía algo mejor en un rato más…
Lo intentó de nuevo, pero no funcionó mucho. Me dijo que le gustaba que lo tocaran y que dijera cosas cuando lo hacíamos… mm… no sé… así lo hice, y pareció comenzar a resultar, pero de pronto cayó rendido sobre mí. Yo me preguntaba si eso había sido todo… me miró y me sonrió, yo pensé ¡ah! ahora se viene… pero no… se sentó, se fumó un cigarro, se puso de pie y salió caminando a poto pelado hasta el bañó.
Cuando salimos del Motel me dijo “Gómez… estuviste genial, como siempre. Ese tatuaje quedó muy bien… me calienta mucho”.
Y yo no he dejado de preguntarme, si ser una marioneta en la cama es ser genial en el sexo.
Se supone que con Jeremy tuvimos dos polvos que no logré sentir siguiera.

Si… la palabra “extraño” me ha definido totalmente. Según el diccionario extraño es, entre otras cosas: que no tiene parte en algo. Jeremy tuvo sexo, se le pasaron las ganas conmigo y yo no fui parte de ello…

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Siguiente entrega: JUEVES.

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martes, 29 de octubre de 2013

Capítulo 49

Martes 05 de Julio

9:16. Jeremy no llega. Y su ausencia me está comenzando a preocupar. Ayer me quedé pensando que quizás lo contagié con mis bichos. Pero nadie me dicho nada de su licencia.

9:19. Aunque, para qué me engaño, a mi nadie me cuenta nada. Siempre me entero de las últimas… ¡Diablos!
¡Ops!... correo ¡puede ser de Jeremy!

9:36. Mm… no era de Jeremy, era de Benjamín. Me ha enviado un link para comenzar a probar las nuevas aplicaciones. Mm… ¡uf! Preveo un día de arduo trabajo en equipo…

21:39. Cansada, cansada… agotada mentalmente.
Mi desubicado hermanito menor me ha invitado este sábado para una fiesta en su casa…
Yo estaba sentada en un sillón leyendo una revista de psicología y Arturo Mollins acababa de llegar. Al entrar lo primero que hizo fue ir a prepararse un café, le echó dos cucharas colmadas, vertió el agua hervida y se bebió un trago, al seco.
-          Podrías inyectártelo directo a la vena… - le dije.
-          Si sabes cómo se hace, me avisas – respondió poniendo cara de asco. Café negro al seco… yo no podría.
En eso comenzó a sonar el teléfono. Al tercer ring saltó la grabadora. Una voz de hombre bastante melosa me puso tensa.
-          Hermanita… saca esta payasada, gansa…. Si tienes al macho de voz sexy dile que levante el auricular para terminar nuestra conversación del otro día. Quedé a medio camino de un orgas… - en ese momento salté olímpicamente por sobre todos los muebles para levantar el teléfono.
-          Eres un tarado, Polín, ¿lo sabías? – dije mientras me sobaba la canilla. Me había golpeado en la mesa de living. Dios, cómo me dolía.
-          Si, hermanita… lo sé… ¿cómo estás? La mamá me dijo que te estabas muriendo. Yo anduve cotizando ataúdes ¿te interesa que te mande los valores?... cuesta un ojo de la cara morirse ahora. Aunque, tú nos podrías salir barata, como eres chica caes en una caja de zapatos…
-          Polín, ¿me llamaste para decirme que estabas buscándome un ataúd?
-      No, no, cómo se te ocurre. Este sábado haré una fiesta. Quiero que vengas… será una fiesta heterosexual… ¿qué dices?
-          Mm… no sé si pueda – Arturo Mollins me hacía señas. Quería saber si le prestaba la revista que yo estaba leyendo. A lo Nerón, levanté el pulgar para dar mi venia.
-          Eeeella, la más femme fatal… con una agenda colmada de eventos…
-          Le dije a papá que iría a la librería.
-          Pero mi fiesta es en la noche, pava…
-          No sé… quizá asista… oye… ¿puedo llevar a una amiga? – de pronto recordé a Carla y su alicaído ánimo.
-          ¡Uy! ¿Llevarás al hombre de voz orgásmica?
-          No, dije a una a-mi-ga, zopenco…
-          Mm… si claro que puedes llevar a todas tus amigas imaginarias, yo feliz, mientras más gente mejor… aunque prefiero que traigas al hombre que ocultas… ¿vendrás entonces?
-          Te dije que quizás. Las fiestas no son lo mío.
-          ¡ABURRIDA!– me gritó – ya, piénsatelo. Marlon y Esteban se mueren de verte. Ya sabes lo que les gusta crearte nuevos looks. Ahora puedes volver a tu cama para ponerte ese hombre que escondes, entre tus piernas… sucia putilla…
Ahí colgué… mi hermano es muy estúpido… gracioso, pero muy estúpido.
Arturo Mollins hojeaba lentamente la revista. Aún no se había sacado ni el abrigo. Parecía tenso. Daba vuelta las páginas, creo que solo para poder cambiar algunas imágenes de su mente.
Bebía café y ponía cara de pasa, luego daba vuelta la página. Al parecer algo le entretuvo de lo que salía en la revista y se puso a leerla. Mientras lo hacía se soltó la corbata, desabotonó el primer botón de su camisa y dejó el tazón de café a un costado. Se llevó una mano hasta sus labios. Mm… eso se sentía raro. Arturo Mollins era un tipo realmente guapo. Atractivo incluso estando desaliñado. A ratos, se pasaba una mano por el cuello y cerraba los ojos.
Estaba cansado. Yo podía sentir su cansancio. Algo lo apremiaba… tenía los ojos tristes y el rostro tirante. De haber sido él mi pareja, le habría ofrecido un sensual masaje… y luego no sé… que los instintos siguieran su curso… mm… creo que mejor lo dejaba de mirar…
-          ¿Quieres que te haga un masaje? - ¡HORROR! ¡Yo había dicho eso! ¡DIOS! ¡DÓNDE TENÍA LA CABEZA!
-          Mm… - dijo un poco sorprendido con la pregunta- me encantaría…
Le sonreí, un poco idiotizada con la idea, y me puse detrás de él. Le pedí que se sacara el abrigo y la chaqueta. Que quedara solo en camisa.
No tengo manos grandes, pero si algo fuertes. Pero Dios, me ponía nerviosa la situación. Estoy segura que él estaba tan nervioso como yo. Pero qué diablos, ya estaba ahí… tenía que hacerlo…
¡Oh! Demonios… demonios, demonios y más demonios. Arturo Mollins tiene unas espaldas enormes, unos brazos firmes y fuertes. Estaba entero contracturado… intenté calmar mis propios nervios, metiéndole algo de conversación…
-          Día duro en la oficina al parecer… cierra los ojos para que te relajes… - ¡DIOS! Seguía metiendo las patas… yo y mi puta boca… me la cosería en cuanto todo acabara.
-          Si… - dijo bajando la cabeza. Era malo estar muy cerca de Arturo Mollins, me pasan cosas extrañas con él – No… quiero decir que no… la oficina estuvo normal, como siempre…
-          Mm… ¿y entonces?...
-          Mi madre… ¡Uy! Gabriela eso estuvo genial…
-          Si… tienes un nudo enorme que me parece que tiene tatuado el nombre de tu madre… - él se rió.
-          Me llamó para ver lo de mi fiesta de cumpleaños. Como todos los años, hemos discutido.
-          Y eso por qué…
-          No quiero esa fiesta… no me gusta… me siento como animal de zoológico.
-          Y por qué no se lo dices…
-          Se lo he dicho muchas veces. Dice que es la única forma que tengo para conocer gente y en especial a mujeres. Dice que si no salgo más no podré encontrar jamás a la madre de sus nietos… ¿podrías hacer algo como lo que hiciste hace un rato, por favor?
-          Mm… sip – dije hundiéndole mi codo en el trapecio -… en parte tiene razón…
-          Pero no es la forma.
-          Si, pero si no sales y conoces gente no darás con alguien… mm… ahora, yo te entiendo. Mi hermano me acaba de invitar a una fiesta en su casa. Sabe que no me gustan, pero invitaré a una amiga de la oficina que ha estado mal anímicamente. Así que por lo menos no estaré tan sola y haré una buena obra emocional para alguien que estimo muchísimo…
-          Si… pero la fiesta de mi madre, es una tortura… cielos, Gabriela, tienes unas manos fabulosas… invita a gente que ella desea conocer, muchas son personas de televisión. El año pasado invitó a dos modelos que después me colgaron en esos programas de farándula. Mi hermana dice que tengo que tenerle paciencia. Generalmente me paso todas esas horas que dura la fiesta conversando con ella…
-          Comprendo. Invita a gente que sea de tu agrado entonces, para que te hagan más llevadera la carga… ya… lo siento, pero se me cansaron las manos…
-          Gracias… ha sido genial… - dijo sonriéndome y tomándome las manos.
-          Por nada… como nos enseñó mi papá, en esos eventos solo hay que dedicarse a circular. Hacer un poco de vida social, pasarlo lo mejor que se pueda y de paso haces un poco feliz a tu madre…. Míralo de ésta manera: esa será tu buena acción del día.
De pronto nos quedamos mirando… mm… ¡Haij! muy, muy jodidamente raro fue todo eso. Estábamos a centímetros el uno del otro. Me miraba la boca. Estoy segura que me quería decir algo, pero no se atrevía. Me soltó las manos lentamente, tomó sus cosas y se fue a su habitación agradeciéndome nuevamente por el masaje y por la charla. Me dijo que tenía razón, que pensaría a quién invitar a su fiesta.
Yo me quedé parada sintiendo una horrible revolución en mi interior. Mi corazón latía en forma tan desaforada que sentía que la cabeza se me estaba hinchando de aire y sangre. Era una cosa tan estúpida, era como estar vacía y llena por dentro al mismo tiempo.

¡Mierda!... Juro que con unas copas extras me habría lanzado a su cuello y lo habría besado… lo juro por mi santa y trastornada madre…

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Siguiente entrega: MIÉRCOLES.

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lunes, 28 de octubre de 2013

Capítulo 48

03 de Julio
10:09 Mm… que lata lo de Arturo Mollins. Me quedé dormida diseccionando la conversación que tuvimos ayer. Una fea costumbre que parece viene instaurada en el código genético de todas las féminas.
Debe haber sido horrible la imagen de la mujer que se ama estando acostada con un vecino, en su propia cama. ¡Uf!... me hiciera eso Jeremy, no sé que me pasaría. Quizás me de un ataque y lo cuelgue de las bolas… no sé… me moriría de ver algo semejante. La mentira, la traición, el engaño es terrible... es una humillación social ¿cómo te levantas después de eso?, ¿cómo das la cara al mundo?
Pobre Arturo Mollins. Sé que lo debería odiar, pero no puedo hacer eso después de lo que me contó. Me espanta cada vez que pienso en esa horripilante imagen de su novia acostada con otro hombre y él llegando, cansado e ilusionado, de un largo viaje.
Esa debe ser la historia que Carla mencionó la otra vez. Esa que nadie sabe. Jejeje… yo la sé… jejeje… excelente… y me la contó a mí… jejeje…
10:37. ¿Por qué creerá que soy tierna? No sé si solo soy… mm… ¿por qué dijo que envidiaba a Jeremy? O sea, no a Jeremy sino al que se “ganó mi corazón”… mm… me parece que Arturo Mollins siempre habla en código. No es como Jeremy. Cuando este quiere decirme algo, me lo dice. Arturo me habla en un idioma diferente. Nunca logro entender todo lo que me dice o todo lo que me quiere decir. Me aturde a veces…
10:43. Arturo Mollins debe ser cariñoso en la intimidad. Quizás demasiado cariñoso, por eso la otra chica lo dejó de amar. A las mujeres nos gusta lo erótico y salvaje en ocasiones, y después de lo que me contó, y sobre todo cómo me lo contó, debe haber sido arto plano y hasta fome en las relaciones íntimas… mm… por eso ella se buscó como amante al vecino de tres pisos más arriba. Pero ¿siete años?... ella debió haberle dicho que la relación no funcionaba y que prefería que terminaran. Quizás es doloroso y difícil, pero es un mal necesario. Si el tipo era buena persona, respetuoso y quería formalizar la relación, lo mínimo que debió haber hecho era decirle que ya no lo quería… mm… ahora que lo pienso… mm… es la versión de él nada mas, quizás las cosas fueron diferentes. Quizás él se acostó con la vecina de tres pisos más abajo y la ex novia los descubrió… ¡SI!... no… a quién engaño, no tiene ese perfil. No me lo imagino haciendo eso… ¿Cómo será Arturo Mollins en la intimidad? Se me hace que aburrido, medio empalagoso. Tiene pinta de soso… mm… aunque con ese físico, y ese estado físico, podría ser todo un macho alfa horriblemente candente, carnalmente apasionado y… mm…  ¡¿PERO PORQUÉ ESTOY PENSANDO TODAS ESTAS COSAS?!
11:03. Necesito ver a Jeremy. Pienso en idioteces de puro aburrida. Mañana a penas lo vea en la oficina, le mandaré un correo y le preguntaré porque no me llamó, que porqué fue tan ingrato…
11:05. Mm… quizás mucho trabajo… me pregunto quién tendrá más compromisos laborales Arturo Mollins o Jeremy… yo creo que el primero, sin lugar a dudas. Tiene varias empresas, es la cabeza visible, viaja, debe dividir su cerebrito en miles de proyectos y, aun así, se dio el tiempo de no ir a trabajar, para quedarse en el departamento. Sé que dijo que no lo hacía por mí y mi resfrío de muerte, pero era una broma. Me cuidó como un padre. Eso me molesta… no me gusta que me cuiden como niñita indefensa. Yo puedo valerme, yo puedo hacerme cargo de mi misma… pero, debo reconocer que esos veinte segundos en que me acurruqué en su pecho y el me abrazó, fueron los más románticos de toda mi vida. Claro, no somos, ni seremos nada. Él jamás me miraría siquiera como prospecto amoroso, la abogada de cogote tieso está más a su altura. Yo tampoco lo debo mirar a él como hombre. Ya tengo a Jeremy… mm…
Al parecer mi archi enemigo fue a su habitación. Los domingos se levanta temprano igual. Tiene el sueño liviano parece… o no duerme… o duerme poco… como sea, siempre parece estar despierto.
Me iré tomar un tazón de chocolate… me siento rara hoy. Como que tengo las neuronas locas, pensando en Arturo y Jeremy… no quiero pensar en nada. La mente en blanco por un par de minutos estaría realmente estupendo.
11:45. Ok… hoy terminaré el aseo de mi pieza. Es un descalabro. Definitivamente no aprenderé jamás a ser ordenada. Arturo Mollins debe tener su habitación doblemente pulida. Debe ser un obsesivo con el orden y la limpieza.
¡Oh! Demonios, demonios… ya dije que no pensaré más en Don jefe supremo y no me lo saco del entrecejo.
¡Oh! ¡Mierda...! y este botón ¿de qué pantalón salió?... 
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04 de Julio
9:01. Jeremy no ha llegado aún. Me muero de ganas de verlo.
9:05. Las chicas me pasaron a visitar a mi rincón laboral. Dicen que la licencia me ha sentado estupendo. Que me veo descansada y que al fin no he llegado atrasada.  Olguita añadió, medio en su estilo brujilístico que mi aura tenía un color nuevo, un rojo luminoso muy lindo.
9:16. No veo a Jeremy por ninguna parte… mm… ok, tengo que tranquilizarme un poco, parezco psicópata. Pero de verdad que necesito verlo.
9:21. Cristián me vino a saludar… mm… el tipo raro este. Antes creía que me odiaba. Ahora parece que me quiere de una forma un tanto sospechosa para mi gusto. Como sea el caso, igual ha sido un aliado que no esperaba para este asunto con don Pelmazo… ¡ah! hablando del rey de Roma, Pelmazo se asoma…
9:25. Daniela acaba de llagar toda de traje, muy perfumada y maquillada. Me dijo buenos días con una sonrisa que sentí nada sincera, me dio un abrazo que casi parecía más un pésame… ¿qué se traerá entre manos esta niñita?
9:31. Jeremy no aparece. Creo que no llegará por hoy… he estado mirando hacia su puesto de trabajo y no veo ni asomo de él… mm… me iré a preparar un café, cuando pase me fijaré si está el monitor encendido.
10:06. Ya no llega. Quizás lo mandaron a terreno a alguna sucursal.
Cuando me fui a preparar el café me encontré con Jocelyn. Me dijo que por las chicas se había enterado que estaba enferma. Me preguntó cómo me sentía y las cosas típicas que se preguntan en estos casos. Yo la felicité por su cierre de ventas, me agradeció y comenzamos a hablar de temas laborales.
-          María José estuvo en tu puesto por un par de días. Una vendedora supliendo a alguien con un perfil más bien técnico… fue raro en un principio – dijo bastante extrañada.
-          ¿Si? – dije con aire inocente, se suponía que yo no sabía nada de esto. Al menos no por los conductos regulares – No tenía idea… me ha sorprendido tanto como a ti.
-          Si… luego Arturo nos informó que de ahora en adelante todos tendríamos que capacitarnos en algún puesto de la empresa. La idea es añadirle mayor valor al trabajo de equipo. Me ha parecido formidable…
-          ¿En serio?
-        Si, por supuesto. Es una excelente idea. Yo me ofrecí para aprender esta semana lo que hacen las chicas de Servicio al Cliente. Cristina me capacitará mañana mismo…
¡Hum!... Jocelyn no tiene el perfil típico de una vendedora. Yo fuera Arturo Mollins la probaría en alguna jefatura. Le gusta trabajar, es empeñosa, aprende rápido, hasta ahora tiene buenas relaciones con todos, tiene la tolerancia que sus 50 y tantos años le han permitido experimentar… mm… y a parte tiene una voz agradable.
-          Jocelyn… - dije de pronto -, no has pensado nunca en hablar con el jefe supremo para que te pruebe en alguna jefatura por ejemplo.
-     Mm… - me miró algo contrariada -, la verdad Gabriela… no te niego que me encantaría. Ya no estoy para los trotes que exige esta carrera. Me gustaría tener un trabajo menos estresante, con una renta fija, algo estable y no estar dependiendo de cierres o de clientes. Esa adrenalina ya no es para mí. En mi antigua oficina siempre esperé que se me valorara por mi trabajo y me terminaron despidiendo por vieja. Cuando Arturo Mollins me llamó para venir acá me sorprendí muchísimo. Llevaba un año sin nada estable… le estoy muy agradecida por la oportunidad y por haberse acordado de mí, a mi edad… pero lo de una jefatura… no lo sé…
-       Yo en tu lugar me aguantaría tres meses en ese cargo, aprendería todo, me capacitaría en cosas extras y luego me acercaría a la oficina del jefe a decirle que aspiro a algo más y que si en el futuro necesita a alguien para un cargo de mayor responsabilidad, estoy disponible.
-      Pero eso es muy osado para mí - dijo tímidamente. O sabía fingir muy bien, o definitivamente era la vendedora más rara que existía.
-        Si no te haces ver, Jocelyn, nadie valorará tu trabajo. Y si el jefe supremo te mandó a llamar a ti y no a otra persona es por algo. Quizás la forma de agradecerle la oportunidad no es quedándote donde estás y produciendo relativamente bien… sino, mostrándole que tienes el empuje suficiente para hacer de su empresa algo mucho mejor y que estás dispuesta a ayudarlo a alcanzar grandes metas…
-          No lo había pensado de esa forma…
-          Si… bueno… piénsalo… yo creo que tienes pasta, no la desperdicies…
Después de eso me despedí y me vine a trabajar… creo que he hecho mi buena obra del día.
10:34. Jeremy no vendrá hoy. Aún tengo la esperanza de verlo aparecer por la puerta. Que triste. Pensé en preguntarle a Benjamín, pero lo he visto con el ceño fruncido toda la mañana. Parece que ha surgido un mini incendio laboral que requiere de todas sus neuronas para apagarlo con urgencia.
Pucha, pucha, pucha… que rabia me da. Cinco días sin verlo es mucho tiempo…
10:38. Estaba pensando que quizás le ha pasado algo malo. Quizás el problema que tuvo ese día que estuvimos juntos, se ha agravado.
10:41. Aunque no lo creo… las noticias malas vuelan muy rápido. Y no se habla de él en ninguna parte. Ni para bien, ni para mal.
15:56. En la hora de colación las chicas me pusieron al tanto de los sucesos que se sucedieron en mi ausencia (redundante, redundante, lo sé). Y la verdad es que grandes novedades, no me contaron. Aunque estaban felices de lo que había pasado con la Cote. Me dijeron que echaba humo sentada en su computador, que se sentía vejada, ultrajada, humillada, etc., etc.…  
Olguita me contó que habían operado a una de sus hijas de la vesícula. Una operación con láser, que la tuvo medio día en la clínica y por la cual pagará una millonada de dinero… pero quedó bien, a pesar que aún le duele un poco…
Cristina dice que tiene su esposo a dieta, que no lo soporta en la cama con todo ese sobrepeso… mm…
Carla nos contó que las cosas con su novio estaban un poco complicadas. Dice que llegaron a un acuerdo de darse un par de días para pensar las cosas… eso la tenía bajoneada… nos dijo que estaba pensado que él tipo solo la quería para tener relaciones sexuales y ahora la ha despachado… mm… que feo…
Yo no conté mucho sobre lo que hice durante mi licencia. Las chicas me preguntaron si me había cuidado mi madre, y les dije que no que me había cuidado “sola”. Como toda una mujer independiente y autosuficiente que soy. Me dijeron que era una tonta, que podría haberlas llamado para que me hicieran compañía y no haber estado tan botada esos días. Mm… me dieron unas ganas terribles de contarles lo de Arturo Mollins. Sobre todo de decirles ese secretillo que ningún medio de comunicación sabe… ese sobre su matrimonio fallido por una pérfida mujer extranjera. Además, estoy segura que habrían suspirado semanas completas si les hubiera narrado lo agradable que fue cuando, con mi cara hinchada, tosiendo y moqueando, en la clínica me puso la cabeza en su pecho y me hizo cariño, como un tierno y protector padre… jejeje…
Mm… que tonta me siento ahora… me estoy pareciendo a ellas. Fue muy lindo conmigo, lo reconozco, pero aún tenemos serios conflictos que hacen de nuestra relación una situación irreconciliable. Arturo Mollins y yo nos enfrentamos en una dura batalla judicial… mm… lo cual me recuerda que debo llamar a Claudio mi abogado/hermano para monitorear la situación…  
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Siguiente entrega: MARTES.
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