lunes, 21 de octubre de 2013

Capítulo 44

29 de junio

13:35. Me siento como en la cárcel. No sé qué es lo más malo: estar en cama aburrida sin nada que hacer o saber que mi carcelero es mi peor enemigo. Mm… debo decidir esta complicada cuestión. Mm…
Me ha estado dando vuelta, lo simpático que se portó conmigo Arturo Mollins en el médico. Me asombró lo buena persona que puede ser. Claro… me ha molestado eso de tomar decisiones a mis espaldas y haberme llevado a rastras al médico. Fue un poco papá para sus cosas y yo no soy su hija…
Mm… aunque… no he olvidado el latido de su corazón cuando puso mi cabeza en su pecho. Mm… ni tampoco el momento en que me acariciaba el cabello… mm… ni como me dijo que cuando me sintiese mejor me compraría helados de todos los sabores que deseara… mm… lo peor… no puedo dejar de pensar en lo bien que me sentí por al menos veinte segundos junto a él. Sentí tan sincera su preocupación, que me cuesta creer que tenga terribles conflictos personales por diferentes flancos con ese hombre… mm… la estirada abogada tiene suerte de tenerlo cerca… si se comportó conmigo de esa manera, ya me imagino como será con ella… sino tuviese a Jeremy completando mi existencia la envidiaría…
Tengo que ir al baño…

13:46. ¡Uy! ¡Uy! ¡Uy! maldito Mollins… no me deja moverme de la pieza. No me causa gracia revelar qué es lo que específicamente tengo que ir a hacer al baño. Me ha dicho que me prohíbe volver a salir de la pieza. Le he respondido que esto es una dictadura ya que ha estado ejerciendo un poder absoluto, autoritario y soberano en un territorio que nos pertenece a los dos y sobre todo sobre mí; y que yo, me revelaría tarde o temprano contra el dictador, o sea, contra él. Me ha quedado mirando estupefacto y luego se ha largado reír. Me ha dicho que con ese argumento no le queda más que permitirme el paso para ir al baño. Suerte la mía… ya me meaba…
Mm… jaja… igual lo espanté cuando salí del baño. Estaba sentado en el comedor con el computador encendido, supongo que trabajando. Tenía la oreja pegada al teléfono, supongo que hablando con alguien. Se volvió y me quedó mirando. Supongo que mi pinta no era del todo decente. Me había hecho dos trenzas, andaba con un polerón de mi hermano, los pantalones de reo y unas pantuflas con cara de perrito demasiado hermosas como para no usarlas. Tapó el auricular y me dijo “linda tenida. Muy sexy señorita Gabriela representante del pueblo”. Le hice una mueca y me vine a mi cama mejor.
                                                                                                     
14:18. Extraño a Jeremy. ¿Qué pensará de mi ausencia? Debe estar terriblemente preocupado por mi. Al no verme debe haber preguntado a todo mundo. Debí haber llamado, pero Arturo Mollins me dijo que él le había dicho ayer a Isabel de Witt que gozaba de una licencia por una neumonitis. Qué si alguien preguntaba que dijera que yo había avisado.
Mm… escucho sonar el teléfono… ¡quizás sea él mi amorcito!… iré a ver…

14:27. ¡Uy! Maldito Mollins, maldito, maldito. Cuando me vio en la puerta me preguntó que qué hacia levantada de nuevo, le dije que había escuchado el teléfono y me respondió que para eso teníamos la contestadora. Me amenazó que me encadenaría a la pata de la cama si volvía a verme de pie… que odioso es… ¡haaaachís!... ¡uf! Odio estornudar, me dan escalofríos…
Me ha dado sueño… creo que dormiré una siesta… maldito Mollins… zzzzzz… maldita Marcela, que suerte tiene… zzz… que suerte tiene… zzzz….

20:34. ¡Pero qué horror!... me había olvidado por completo que hoy era el lanzamiento de un libro y que mi padre me había pedido que lo acompañara.
Me acordé solo cuando vi a mi mamá parada en el umbral de la puerta de mi pieza, con cara de pánico.
Mamá dice que creía que Arturo Mollins me había asesinado… mm… por lo menos sé a quién salí tan exagerada para todo.
-          Gabriela Gómez, ¿qué haces encamada aún?
-          Mm…  - dije con cara de espanto.
-          No te acuerdas ¿verdad? le dije a Sergio. Le dije que te llamara para recordarte… Dios… tienes pésima cara ¿qué has estado haciendo? ¿fumándote un cuete?
-          Mamá, te agradezco tu infinita comprensión pero…
-          ¡Oh! No te entiendo nada ¡estás gangosa! ¡tienes una pulmonía!
-          Mm… no es pulmonía madre… es una… una… ¿qué es? – dije mirando a Arturo Mollins que miraba con un poco de temor a mi mamá.
-          Principio de Neumonitis… - respondió.
-          ¿Principio de neumonitis? ¿y de dónde te pegaste eso? ¿a quién has estado metiendo en tu cama, Gabriela Gómez?
-          ¡Mamá! – chillé furiosa
-          Es… es – tartamudeó Arturo Mollins, mi mamá no le despegaba la vista de encima - … Gabriela tuvo una fuerte gripe hace unos días y no se la cuidó a tiempo. Ese resfriado estuvo a punto de pasar a mayores… el médico le dio antibióticos, una receta médica de salbutamol y una licencia por el resto de la semana.
-          ¿Y cómo es que usted sabe más que mi hija de lo que tiene?
-          Es que… mm… yo la llevé a médico…
-          ¿Usted?... – dijo mi madre abriendo los ojos – mm… pues lo felicito, la última vez que esta niñita visitó un médico le enterró una jeringa en el muslo al pobre hombre. No he podido pasar nunca más por enfrente de ese servicio médico. Bueno, no puede ir a ninguna parte en ese estado… que vergüenza, luces horrible hija…
-          Mamá, no sabes cuánto agradezco tu apoyo en este momento – dije sonándome.
-          Si, espero que estés en condiciones de levantarte el viernes. Acuérdate que habrá otro lanzamiento y yo no podré asistir. Necesito que acompañes a tu padre.
-          Intentaré recuperarme para el viernes… si ese señor que está ahí me deja salir de casa.
-          ¿Cómo es eso? – dijo mi madre volteándose a ver a Arturo Mollins.
-          No me ha dejado ir ni al baño… - lo acusé.
-          Es verdad – dijo Mollins haciendo frente al inquisidor rostro de mi madre -… ha estado bastante débil su hija… y usted conoce mejor que yo lo testaruda y llevada a sus ideas que es. Le he tenido que amenazar varias veces para que no se ande paseando por el departamento.
-          Si… mi hija es bastante desagradable cuando lo desea, pero acá la única que le prohíbe cosas… soy yo ¿me ha entendido?
-          Si, señora… - respondió obediente Arturo Mollins, yo lo miraba de mi cama con cara de burla.
-          Pero le doy permiso para que la torture hasta mañana. Tiene buenos genes así que mañana estará mucho mejor. Y tenga cuidado… cuando está enferma le da por comer helado.
-          ¡Mamaaaa! – chillé histérica. Mi mamá siempre me lograba dejar en ridículo.
-          Si, señora… lo sé – dijo Arturo Mollins divertido.
-          ¿Si? Hace años le dio con helado de ¿qué? ¡ah! de pera… ¡de pera!... en fin… me voy, tu padre no quiso subir, dice que si está cerca de este señor quizás se acrimine ¿puedes creer las burradas que habla? – se acercó a mi cama y me besó en la frente – Te cuidas y no te levantes hasta mañana. Si lo haces este señor me avisará y le daré permiso para que te amarré, te amordace y te golpeé en el trasero ¿me escuchaste?
-          ¡¡MAMAAAA!! ¡TE ODIO!
-          Si, si, si… una hija jamás odiaría a su madre. Solo me detestas un poco, ya vida, me voy… mejórate para que el viernes vayas al lanzamiento. Ahí puede que encuentres un buen prospecto para tu vida sentimental para que apapache y todo lo demás…


Cuando mamá se fue yo aún lanzaba berrinches, por las vergüenzas que me hace pasar siempre.
Arturo Mollins se paró en la puerta de mi pieza y me quedó mirando…
-  En la puerta me ha preguntado quién soy. Cuando se lo dije me dijo “Sergio me contó que era un viejo horrible y que temía por la vida de nuestra hija ¿dónde está mi hija? espero que aún no la haya descuartizado, estrangulado o acuchillado”… no alcancé a responderle cuando ya estaba acá… muy simpática.
- Eso dices porque no llevas viviendo más de 30 años con ella. Siempre me deja en ridículo.
- Aún así… me ha caído muy bien. Ahora sé a quién sacaste el humor que tienes…
- Si… ¡oye! Yo no tengo el sentido del humor de mi mamá.
- ¿A no? Yo diría que sí… mm… Gabriela, durante la tarde te han llamado tus compañeras de la oficina.
- ¿Si? – dije muy emocionada – y nadie más…
- No lo sé… la verdad… mm… es que no puse mucha atención. Pero los podrás escuchar mañana. La mayoría son todos saludos y buenos deseos para que te mejores…
Algo en su mirada me hizo pensar que estaba ocultando algo. Quizás mi amado Jeremy me había estado llamando.
Soñaría con Jeremy… Dios… lo extraño…

Estúpido Mollins que le ha caído bien a mi madre… estúpido y sensual Mollins… zzz… 

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Siguiente entrega: MARTES .

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5 comentarios:

  1. Me encanta Yiyi!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! ;)

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  2. ufff....cuando surge el romance entre ellos? lo espero ansiosaaa!!

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  3. sii a mi tambien me encanta Yiyi pero como dice Marcela para cuando el romance!!???
    besitoss

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  4. jajajaja enferma pero sigue igual es maravillosa además con ese enfermero quien no se va a curar, ojala que Jeremy no la busque para que se de cuenta que no le importa.
    Bueno a esperar el siguiente capítulo hasta mañana :D

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  5. Gracias queridas mías por comentar.
    El romance?? pues... a su manera, ha existido romance todo el rato :-D
    Nos leemos en otro capítulo mañana...

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