09 de Agosto
16:09.
Esto es de locos. Hay más gente invitada de la que pensaba. No sé si caerán
todos. Alfonso se emocionó tanto que invitó hasta al Presidente de la República.
Ok… exagero, pero sí que invitó a mucha gente.
Ayer
estuve con Claudia en la Editorial. Me ha vuelto a tocar el tema de escribir
algún libro. Le he dicho que estoy dándole vueltas al asunto. Aprovechamos de
ver lo que se dará de comer a los invitados y me ha parecido bien. Mientras
exista arto vino, todo ve estupendamente bien. Si falta el vino, salen pelando.
Mm…
teléfono…
16:21.
Me acaba de llamar Alfonso. Me ha confirmado el listado oficial.
-
Así que estamos
listos con todo para mañana, Gabi…
-
Alfonso, te puedo hacer
una petición de último minuto…
-
¡Uf! Si podemos
hacer algo a último minuto, por supuesto…
-
¿Dentro de todos
tus conocidos no habrá gente que sea experta en Mitología?
-
Si… creo que
conozco un par de ellos… ¿quieres qué los contacte?
-
Si es posible…
-
Intentaré
convencerlos de que vayan. Pero no te prometo nada…
-
No te preocupes, haz
lo que se pueda y nada más. Estamos en contacto…
17:03.
¡MARAVILLA! Ha sucedido algo realmente maravilloso. Me ha llamado Carla para
contarme que se han producido dos ascensos.
-
Yiyi… ¡muérete! Te
tengo tres noticias. Dos buenas y una mala.
-
Dale con la mala…
-
Han sucedido dos
cosas buenas y tú no has estado presente para vivirlas con nosotras.
-
Que maldita eres…
-
Jejeje… lo sé…
-
Ok… dale con las
buenas entonces.
-
Resulta que ayer…
espérate que no puedo hablar muy alto – dijo en un susurro - . Ayer se supo de
los despidos que Berenice nos contó. Comenzaron los rumores y la Cote andaba por la oficina como la nueva
Gerente de la empresa. Hoy apareció Arturo Mollins. Citó a reunión y dijo que
ya había sido elegida la nueva jefa de unidad de ventas. Adivina quién es…
-
No tengo idea
Carla… déjate del suspenso – yo rezaba para que no fuera la Cote.
-
Nombraron a
Jocelyn… - ¡YES! ¡YES! ¡YES! - Yiyi, a la Cote
casi se le cayó la cara.
-
Genial, genial… y
cuál es la otra noticia… - dije susurrando. Carla me había contagiado el
volumen de espía.
-
¡Ah! Bueno, deja
contarte los detalles poh. Nosotras
felicitamos a Joselyn. Ella me preguntó por ti y me dijo que si te llamaba te
dijera que te agradecía muchísimo por el empuje que le diste y que te debía un
favor anímico… ¿qué le dijiste y de qué favor anímico habla?
-
Nada, no seas
metida. La otra noticia… - rogaba que todos mis movimientos hubiesen surtido
efecto.
-
Pucha que eres
pesada. Bueno… por la tarde nos llamaron a reunión de nuevo y Arturito Mollins
nos dijo a todos quién era la nueva y flamante nueva jefa de la unidad…
-
Cristina… - lancé,
sin poder contenerme de la emoción.
-
¡Oh! ¿te llamó
Berenice y te contó?
-
No…
-
Mentira… ¿cómo lo
sabes? ¡Pucha! Me arruinaste la sorpresa…
-
¡Ah!... es que soy
una bruja muy bruja cuando lo deseo…
Puedo
decir que me siento profundamente satisfecha con estas dos noticias. Y también
puedo decir, que la señora Jocelyn no me debe absolutamente nada.
Creo
que me merezco una lata de cerveza para celebrar… ¡YES! ¡YES! ¡YES!
22:07.
Por la tarde, cuando llegó Arturo Mollins, aún andaba festejando sola por el
departamento, por las noticias que me dio Carla. Tenía la radio muy fuerte y
andaba saltando de alegría. Estaba arriba de un sillón cuando sentí la puerta.
Bajé rápidamente el volumen en la radio y me senté, bastante agitada para ser
honesta. Creo que tendré que ponerme a dieta. Debo tener mi corazón lleno
colesterol.
Mollins
me quedó mirando.
-
¿Qué es todo esto?
-
Celebro… Carla me
ha llamado y me ha dado dos muy buenas noticias – Ok, la cerveza que me había
tomado me hacía hablar demás.
-
¡Ah! Jocelyn y
Cristina…
-
Exacto…
-
¿Te puedo hacer una
pregunta? – dijo él entrecerrando los ojos y agachándose hasta donde yo estaba
sentada.
-
Todas las que
desee, caballero – me encaramé en el respaldo del sillón y quedé a corta
distancia de su rostro.
-
Sabías que si le
preguntaba a Jocelyn a quién dejaría ella en el puesto de jefa de servicio al
cliente me nombraría a Cristina… ¿verdad?
-
Mm… algo así… solo
tenía la leve sospecha – tiene bellos labios Arturo Mollins. Se había afeitado
por la mañana, pero le comenzaba a crecer la barba nuevamente. ¡UF! Qué calor…
-
¿Por qué? – dijo
acercándose más a mi. Era provocación pura.
-
¿Por qué de qué? –
dije mientras le observaba el botón de la camisa y echaba a volar la
imaginación.
-
Por qué tenías una
leve sospecha…
-
Pues… porque estuve
conversando con ella unos días antes y me había contado que Cristina le había
enseñado muchas cosas. De toda la Empresa hemos sido las únicas que le hemos
hablado. Su propio departamento la discrimina por su edad y otras cosas más.
Era lógico que sintiera más cercanía con nosotras. Además, ya te lo dije una
vez, es una muy buena profesional, se le nota a una milla de distancia.
-
Bien, bien- dijo
llevándose la mano hasta la boca. Hizo un largo silencio y luego me quedó
mirando con una sonrisa llena de picardía -… me parece que cuando bebes un poco
más de la cuenta, tiendes a hablar un poco de más también… ahora quiero que me
digas…
-
¡Nop!... – salté,
poniéndome ambas manos sobre la boca - soy una tumba, no hablaré una palabra
más…
-
Entonces jamás te
voy a besar… - Arturo había dado la vuelta al sillón y ahora estaba sentado
junto a mí - y créeme que me muero de ganas por hacerlo…
-
Ok - dije con
orgullo –… puedo vivir con eso… además… tú te lo pierdes. Mis labios son de lo
más besables… ¡ah! antes de que la
cerveza se me subiera al cerebro, procuré escribirte la dirección del evento de
mañana, después escribo en árabe y ni yo me entiendo… Arturo…
-
Gabriela… - dijo.
-
Por qué siempre
hueles tan jodidamente bien… - dije poniendo mi nariz en su cuello. Arturo se
había crispado. Sentí cómo se había tensionado. Diablos… ¿Arturo nervioso?
-
Pues… eee… mm… es
mi perfume…
-
Es verdad – dije mientras
me arrimaba más hacía él -… es verdad, que no solo me quieres besar, sino que
me quieres hacer otras cosas más…
-
Eee… - dijo
tratando de aclararse la garganta – si… un par… - yo me reí estúpidamente,
mientras me mordía el labio inferior.
-
Y por qué no ahora…
por qué no me besas ahora y me haces todas esas cosas que imaginas…
-
Por qué… quiero
tener todo el tiempo del mundo para disfrutarte. Ahora estoy con mi cabeza en
cualquier parte. Además… - dijo mientras tomaba mi mano y jugueteaba con mis
dedos - tengo que arreglar unas temitas extras… cuando se arreglen, no te dejaré
escapar como el otro día…
-
No escapé… - le
reclamé. En un lapsus se me salió una tontina frase de niña mimada – pucha,
Arturo, yo quiero mi beso.
-
Que regalona - dijo
él riéndose.
-
Pero aún eres mi Archi enemigo… así que aunque quiera que
me hagas las cosillas malas que imaginas, no puedes, porque yo te debo odiar y
no amar ¿comprendes?... Arturo, son muy malas las cosillas que quieres hacerme…
- la curiosidad me mataba.
-
Eee… - dijo moviendo
la cabeza de lado a lado – si… un poco, si…
-
Ok… - dije
poniéndome de pie con una cara de picarona – en ese caso cerraré la puerta de
mi habitación por dentro… para que no tengas alguna tentación nocturna
entonces… uno nunca sabe…
-
Es verdad… - dijo
él pasándose la yema de los dedos por sus labios – uno nunca sabe…
¡Hay, Dios! No sé por qué pero, estoy comenzado a
adorar a este hombre… es endiabladamente atractivo…
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Siguiente entrega: LUNES.
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