jueves, 28 de noviembre de 2013

Capítulo 67

 09 de Agosto

16:09. Esto es de locos. Hay más gente invitada de la que pensaba. No sé si caerán todos. Alfonso se emocionó tanto que invitó hasta al Presidente de la República. Ok… exagero, pero sí que invitó a mucha gente.
Ayer estuve con Claudia en la Editorial. Me ha vuelto a tocar el tema de escribir algún libro. Le he dicho que estoy dándole vueltas al asunto. Aprovechamos de ver lo que se dará de comer a los invitados y me ha parecido bien. Mientras exista arto vino, todo ve estupendamente bien. Si falta el vino, salen pelando.
Mm… teléfono…

16:21. Me acaba de llamar Alfonso. Me ha confirmado el listado oficial.
-          Así que estamos listos con todo para mañana, Gabi
-          Alfonso, te puedo hacer una petición de último minuto…
-          ¡Uf! Si podemos hacer algo a último minuto, por supuesto…
-          ¿Dentro de todos tus conocidos no habrá gente que sea experta en Mitología?
-          Si… creo que conozco un par de ellos… ¿quieres qué los contacte?
-          Si es posible…
-          Intentaré convencerlos de que vayan. Pero no te prometo nada…
-          No te preocupes, haz lo que se pueda y nada más. Estamos en contacto…

17:03. ¡MARAVILLA! Ha sucedido algo realmente maravilloso. Me ha llamado Carla para contarme que se han producido dos ascensos.
-          Yiyi… ¡muérete! Te tengo tres noticias. Dos buenas y una mala.
-          Dale con la mala…
-          Han sucedido dos cosas buenas y tú no has estado presente para vivirlas con nosotras.
-          Que maldita eres…
-          Jejeje… lo sé…
-          Ok… dale con las buenas entonces.
-          Resulta que ayer… espérate que no puedo hablar muy alto – dijo en un susurro - . Ayer se supo de los despidos que Berenice nos contó. Comenzaron los rumores y la Cote andaba por la oficina como la nueva Gerente de la empresa. Hoy apareció Arturo Mollins. Citó a reunión y dijo que ya había sido elegida la nueva jefa de unidad de ventas. Adivina quién es…
-          No tengo idea Carla… déjate del suspenso – yo rezaba para que no fuera la Cote.
-          Nombraron a Jocelyn… - ¡YES! ¡YES! ¡YES! - Yiyi, a la Cote casi se le cayó la cara.
-          Genial, genial… y cuál es la otra noticia… - dije susurrando. Carla me había contagiado el volumen de espía.
-          ¡Ah! Bueno, deja contarte los detalles poh. Nosotras felicitamos a Joselyn. Ella me preguntó por ti y me dijo que si te llamaba te dijera que te agradecía muchísimo por el empuje que le diste y que te debía un favor anímico… ¿qué le dijiste y de qué favor anímico habla?
-          Nada, no seas metida. La otra noticia… - rogaba que todos mis movimientos hubiesen surtido efecto.
-          Pucha que eres pesada. Bueno… por la tarde nos llamaron a reunión de nuevo y Arturito Mollins nos dijo a todos quién era la nueva y flamante nueva jefa de la unidad…
-          Cristina… - lancé, sin poder contenerme de la emoción.
-          ¡Oh! ¿te llamó Berenice y te contó?
-          No…
-          Mentira… ¿cómo lo sabes? ¡Pucha! Me arruinaste la sorpresa…
-          ¡Ah!... es que soy una bruja muy bruja cuando lo deseo…
Puedo decir que me siento profundamente satisfecha con estas dos noticias. Y también puedo decir, que la señora Jocelyn no me debe absolutamente nada.
Creo que me merezco una lata de cerveza para celebrar… ¡YES! ¡YES! ¡YES!

22:07. Por la tarde, cuando llegó Arturo Mollins, aún andaba festejando sola por el departamento, por las noticias que me dio Carla. Tenía la radio muy fuerte y andaba saltando de alegría. Estaba arriba de un sillón cuando sentí la puerta. Bajé rápidamente el volumen en la radio y me senté, bastante agitada para ser honesta. Creo que tendré que ponerme a dieta. Debo tener mi corazón lleno colesterol.
Mollins me quedó mirando.
-          ¿Qué es todo esto?
-          Celebro… Carla me ha llamado y me ha dado dos muy buenas noticias – Ok, la cerveza que me había tomado me hacía hablar demás.
-          ¡Ah! Jocelyn y Cristina…
-          Exacto…
-          ¿Te puedo hacer una pregunta? – dijo él entrecerrando los ojos y agachándose hasta donde yo estaba sentada.
-          Todas las que desee, caballero – me encaramé en el respaldo del sillón y quedé a corta distancia de su rostro.
-          Sabías que si le preguntaba a Jocelyn a quién dejaría ella en el puesto de jefa de servicio al cliente me nombraría a Cristina… ¿verdad?
-          Mm… algo así… solo tenía la leve sospecha – tiene bellos labios Arturo Mollins. Se había afeitado por la mañana, pero le comenzaba a crecer la barba nuevamente. ¡UF! Qué calor…
-          ¿Por qué? – dijo acercándose más a mi. Era provocación pura.
-          ¿Por qué de qué? – dije mientras le observaba el botón de la camisa y echaba a volar la imaginación.
-          Por qué tenías una leve sospecha…
-          Pues… porque estuve conversando con ella unos días antes y me había contado que Cristina le había enseñado muchas cosas. De toda la Empresa hemos sido las únicas que le hemos hablado. Su propio departamento la discrimina por su edad y otras cosas más. Era lógico que sintiera más cercanía con nosotras. Además, ya te lo dije una vez, es una muy buena profesional, se le nota a una milla de distancia.
-          Bien, bien- dijo llevándose la mano hasta la boca. Hizo un largo silencio y luego me quedó mirando con una sonrisa llena de picardía -… me parece que cuando bebes un poco más de la cuenta, tiendes a hablar un poco de más también… ahora quiero que me digas…
-          ¡Nop!... – salté, poniéndome ambas manos sobre la boca - soy una tumba, no hablaré una palabra más…
-          Entonces jamás te voy a besar… - Arturo había dado la vuelta al sillón y ahora estaba sentado junto a mí - y créeme que me muero de ganas por hacerlo…
-          Ok - dije con orgullo –… puedo vivir con eso… además… tú te lo pierdes. Mis labios son de lo más besables… ¡ah! antes de que la cerveza se me subiera al cerebro, procuré escribirte la dirección del evento de mañana, después escribo en árabe y ni yo me entiendo… Arturo…
-          Gabriela… - dijo.
-          Por qué siempre hueles tan jodidamente bien… - dije poniendo mi nariz en su cuello. Arturo se había crispado. Sentí cómo se había tensionado. Diablos… ¿Arturo nervioso?
-          Pues… eee… mm… es mi perfume…
-          Es verdad – dije mientras me arrimaba más hacía él -… es verdad, que no solo me quieres besar, sino que me quieres hacer otras cosas más…
-          Eee… - dijo tratando de aclararse la garganta – si… un par… - yo me reí estúpidamente, mientras me mordía el labio inferior.
-          Y por qué no ahora… por qué no me besas ahora y me haces todas esas cosas que imaginas…
-          Por qué… quiero tener todo el tiempo del mundo para disfrutarte. Ahora estoy con mi cabeza en cualquier parte. Además… - dijo mientras tomaba mi mano y jugueteaba con mis dedos -  tengo que arreglar unas temitas extras… cuando se arreglen, no te dejaré escapar como el otro día…
-          No escapé… - le reclamé. En un lapsus se me salió una tontina frase de niña mimada – pucha, Arturo, yo quiero mi beso.
-          Que regalona - dijo él riéndose.
-          Pero aún eres mi Archi enemigo… así que aunque quiera que me hagas las cosillas malas que imaginas, no puedes, porque yo te debo odiar y no amar ¿comprendes?... Arturo, son muy malas las cosillas que quieres hacerme… - la curiosidad me mataba.
-          Eee… - dijo moviendo la cabeza de lado a lado – si… un poco, si…
-          Ok… - dije poniéndome de pie con una cara de picarona – en ese caso cerraré la puerta de mi habitación por dentro… para que no tengas alguna tentación nocturna entonces… uno nunca sabe…
-          Es verdad… - dijo él pasándose la yema de los dedos por sus labios – uno nunca sabe…

¡Hay, Dios! No sé por qué pero, estoy comenzado a adorar a este hombre… es endiabladamente atractivo… 

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Siguiente entrega: LUNES.

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miércoles, 27 de noviembre de 2013

Capítulo 66

 07 de Agosto

11:30. ¡Buuu! Muero de aburrimiento. Ayer pasé casi todo el día colgada del teléfono hablando con los integrantes de mi familia. Papá, no podía asistir a mi evento del día miércoles. Polín, viajará al sur a buscar inspiración para sus nuevas creaciones. Claudio, está atiborrado de trabajo y más encima tiene que ver los dos casos míos. A las chicas de la oficina no las invité por que no les gustan esas cosas…
Ayer fui de shopping. Estaba buscando un lindo vestido negro para ponerme el día de la tertulia. No encontré nada de mi agrado. Luego fui a ver zapatos y tampoco nada me cautivó. Finalmente me pasé a comprar las donas, una botella de vodka y unas latas de cerveza.
Por la tarde me emborraché y terminé de afinar los detalles del evento.
Gran suerte la mía no tener nada más de qué preocuparme por estos días. Alfonso me dijo que tenía mucha gente invitada y que sería muy entretenido. Claudia tiene todo conversado con su contacto en la banquetería. Yo solo tengo que llegar relativamente temprano para ayudar a ordenar. Estuvimos viendo con los chicos de la música los temas y, al menos por la webcam, todo se veía y escuchaba realmente maravilloso.
Alfonso me ha dicho que el lanzamiento de su libro será en dos meses más.
¡Haij! Iré a ver qué hay para comer para el almuerzo… muero de hambre…

14:21. ¡UF! ¡HORROR DE HORRORES! Los programas faranduleros no han parado de hablar de la fiesta de cumpleaños de Arturo. Parece que los chicos tenían razón. La mamá invita puras mujeres con plata o con un físico espectacular. Modelitos de primera. Han mostrado una listado de fotos de las tipas que asistirán. Cuál de todas más regias. Arturo debe estar con ataque. También han dicho que ha invitado a cinco personas pero que nadie sabe quiénes son. Yo también me comienzo a llenar de curiosidad al respecto.
Luego mostraron a un hombre regordete, la cámara lo estaba enfocando y él se daba vuelta bastante ofuscado, solicitando que por favor se retiraran. El periodista seguía haciendo un montón de preguntas. Cuando el camarógrafo hizo ademán de comenzar a filmar a Tabita el hombre regordete le dio un empujón al periodista. Pasaban una y otra vez la misma imagen. Abajo decía que era el cuñado del cumpleañero, o sea, el marido de Magdalena… pobre familia… me da pena.
Arturo no debe estar nada contento con todo lo que pasando…

14:49. Me pregunto a qué hora llegará...

14:50. No es que lo extrañe… mm… solo me hace pensar…

14:51. Pareciese que estuviera enamorada de él, pero no lo estoy. Es solo que me divierte. Me agrada ese jueguito infantil que ha agarrado conmigo… jejeje… aunque lo de la tortura física y sicológica no me ha gustado nada de nada. No sé qué le costaba darme un beso…

14:55. Mm… me pregunto cómo besará Arturo. Tiene unos labios tan bien formados. Qué se sentirá besarlo… mm…  ¡Oh! Ya empecé de nuevo. Ayer anduve todo el día patéticamente estupidizada por todo lo que me había dicho el otro día…

15:03. Creo que dormiré una siesta. Las donas me cayeron mal.

16:48. Que angustia. He estado pensando que Arturo me dijo que yo le gustaba, bueno no me lo dijo directamente, pero nombró muchas cosas que me hacen pensar que soy derechamente la aludida… ok… me he enredado… mm… en fin… la cosa es… si yo ahora le gusto, quizás después de la fiesta con todas esas yeguas siliconadas ya le dejaré de gustar. Es lo más seguro. Una pechuga por ahí, otra por allá, quizás un trasero metacrilizado por maracuyá… y se olvidará completamente de mí.
Bueno… qué más da… no será el primero ni el último que no sucumba a los encantos de esas mujeres con dos metros de pura pierna…
Me volveré a dormir…

17:03. No puedo dormir. No dejo de pensar, por qué los hombres son tan carnales. Me levantaré y me haré un tazón de chocolate. Luego retomaré mi lectura del “ABC de la felicidad”.

22:38. Como lo imaginé. Cuando llegó Arturo lo hizo con cara de odio. Y eso no me agradó. No supe si saludarlo con una enorme sonrisa de alegría o ir a esconderme a mi habitación.
Me quedé sentada, con cara neutra. Cuando me vio, se mordió el labio inferior, me murmuró un “hola” y se metió en su pieza.
Salió quince minutos después, tapado hasta las orejas con un polerón negro. Adoro a los hombres que visten de negro. Se ven tan misteriosos y tenebrosamente interesantes. Se tiró al sillón individual y entrelazó los dedos frente a sus ojos. Luego bufó…
-     Mi madre me volverá loco – dijo finalmente. Yo me quedé esperando algo mucho más revelador. Todas las mamás vuelven locos a sus hijos mayores. No hay novedad en ello -. Alberto, se trenzó a golpes con un periodista cuando enfocaron a Tabita. Ahora las imágenes las pasan cada cinco minutos en todos los canales. Mi madre me está exigiendo el listado de gente que invitaré y resulta que no tengo a nadie confirmado aún y no confío en que no se vaya a filtrar a la prensa…
-          Mm… eso es malo...  ¿Quieres unas donas? ¿un tazón de chocolate o un café? ¿un arma para darte un tiro, quizás? ¡Ah! no… esa la vendí en el mercado negro, lo siento… - él sonrió, bajó las manos de su rostro y nos quedamos mirando - ¿sabes lo que tienes que hacer?
-          Se me ocurre un masaje… - Arturo lograba bloquearme con una facilidad espeluznante.
-          No, no… - dije bajando la cabeza – hablaba en serio.
-          Yo también…
-          No, no… te ríes de mí. Me confundes y me haces ponerme nerviosa con eso… es una niñería, lo sé. Pero en esta ocasión, intento decir algo de utilidad…
-          No quiero complicarte – dijo estirando una mano y poniéndola suavemente sobre la mía. Yo levanté la vista, él se puso de pie y se sentó junto a mí - ¿cuál es tu idea?
-          Creo que deberías salir a despejarte un poco y aprovechar de agrandar tu círculo…
-          ¿Cómo hago eso?
-          Mm… pues… se me ocurre algo… - dije levantándome para prepararle un café y llevar unas donas a la mesa del living – mira… estas últimas semanas he estado conversando con ex compañeros de la universidad y tendremos una reunión… no, me corrijo, una “tertulia” para este miércoles. Habrá música, conversaciones de variados tipos, quizás unas lecturas a cuello de voz, unos poetas que harán declamaciones, comida chilena, etc., etc. podrías ir, conocer gente nueva, y lo mejor de todo: nadie te molestará con preguntas extrañas, ni te acosara con temas desagradables.
-          ¿Cómo sabes eso?
-          Porque es pura gente del mundo “intelectual”. Existen dos alternativas: la primera es que no les importes y la segunda es que no te conozcan.
-          ¿Me invitas? – dijo tomando una dona.
-          Claro… pero no te sientas forzado a ir si no lo deseas. Ahora… si tienes algo de tiempo y alcanzas a llegar, serás bienvenido. Nadie sabrá jamás que asistirás… hasta que asistas, obviamente. Mm… ya te dije que no me gusta cuando te me quedas mirando así, siento como si mi cara se transformara en una pintura de Picasso…
-          Lo siento… eres una hermosa caja de sorpresas…
-          ¡Ah! si… tengo ese don en ocasiones. Bueno… me voy a acostar, quiero terminar de leer un libro. Me retiro a mis aposentos privados… - cuando pasaba por el lado del sillón donde estaba sentado me tomó de una mano y me acercó un poco hacia él.
-          Gracias, bonita… - me dijo. Tenía los ojos cansados. Gritaba por ese masaje y yo gritaba  por acariciarlo y decirle que estaría con él acompañándolo en lo que me fuese posible -, intentaré ir… pero no te prometo nada Gabriela…
-          Por nada… - dije mientras le apartaba un flequillo de la frente - y no te preocupes, no me ofenderé. Aunque no te hablaré en un mes.
Cuando casi llegaba a la puerta de mi pieza, me lanzó.
-          Me debes una respuesta, Gabriela… no se te olvide. – yo me voltee lo quedé mirando y le respondí.
-          Tú, me debes un beso… que tampoco se te olvide…

Ahora estoy acostada… esperando que Arturo Mollins rompa la puerta de mi habitación y entre hecho todo un macho recio lleno de excitación, para hacerme toda la noche el amor en forma desenfrenada y jodidamente pasional… mm… en fin… adoro las cursilerías… ¿y qué?


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Siguiente entrega: JUEVES.
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martes, 26 de noviembre de 2013

Capítulo 65

 05 de Agosto

7:35. ¿Por qué?, ¿por qué?, ¿por qué?... ¿por qué Arturo Mollins me dijo todas esas cosas lindas ayer?... no he logrado dejar de darle vueltas a lo que me dijo. En el fondo, me había dicho que yo le gustaba… y me dio las razones del porque le gusto… ¡me quiero volver chango!… ¡ME MUERO! esto no es posible… no es posible que Arturo Mollins sienta esas cosas tan bellas por mí, no después de mi historia con Jeremy… no puede ser… mm… se acaba de levantar… me muero de vergüenza…

8:49. Estoy en la oficina. Anoche no pegué un ojo, pero no me siento cansada. Después que se metió en la ducha esta mañana yo ordené mi ropa y mientras él se cambiaba en su habitación, yo me escabullí al baño. Aún olía a su jabón, a su champú y a su divino perfume, diablos, quería llorar, siempre huele tan exquisitamente bien. Salí rápidamente y me metí en mi pieza de nuevo. Lo escuché servirse su café y luego salir. No me atreví a mirarlo. Que infantil… lo sé, pero no me atreví simplemente. Fue tan lindo lo que me dijo. En realidad, si lo analizo con calma… mm… es él quién debería esconderse de la vergüenza y no yo… mm… no importa. ¡Soy bruta!… ¿y qué?
Cuando llegué él ya estaba en su oficina trabajando.

11:28. Como es mi mala costumbre he estado diseccionando la conversación de anoche. Le gustan mis masajes, mi sentido del humor y mi estatura no es un problema para él a pesar de lo enormemente alto que es… ¡que liiindo!… mm… eso me salió muy Carla.

11:43. Tuvo ganas de partirle la cara a Jeremy, por lo que me hizo. Jejeje… me habría gustado ver eso. Arturo lo habría molido a golpes… jejeje…

12:47. Hemos tenido una reunión de unidad para terminar de coordinar los próximos quince días en que estaré ausente. No tengo idea lo que acordaron. Mi mente estaba en las manos de Arturo Mollins, en el pecho de Arturo Mollins, en todo lo que tuviera que ver con don jefe supremo de Arturo Mollins que anoche declaró sus sentimientos por mí… yo le gusto… ¡yo le gusto!

15:24. Soy estúpida… muy ilusa, lo sé… no sé fingir. Las chicas me han fustigado con preguntas, mientras me hablaban y yo no las lograba escuchar.
-             Yiyi… ¿qué te pasa? – me preguntó Carla intrigada.
-             ¿A mí? Nada… ¿por qué? ¿por qué tendría que pasarme algo?– me defendí.
-             Pues porque no has abierto la boca para nada, juegas con la comida y me tienes chata con tanto suspiro y sonrisita ocasional – respondió Berenice.
-             Tiene cara de enamorada – replicó Cristina con una sonrisita.
-             ¿Enamorada? Ustedes están locas… yo no me puedo enamorar en 24 horas…
-             ¿24 horas? Mm… o sea que ayer pasó algo ¿Con quién saliste ahora?– comenzó a indagar Berenice.
-             Déjenla – la interrumpió Olguita –. Yiyi… hoy tienes un aura muy hermosa. Estás como iluminada. No le hagas caso a esas viejas locas, lo que sea que te haya pasado ayer, te hace ver muy linda hoy y me gusta verte con la comisura de los labios hacia arriba y no hacia abajo como siempre. Lo que haya pasado es tuyo… y de esa persona… - me guiñó un ojo y siguió con su ensalada de choclo adelante.
-             Si… - me dijo al oído Carla en forma pícara – te brillan los ojitos…

16:08. Tengo las comisuras de los labios hacia arriba, mi aura y mis ojos brillan y me ando pegando suspiros… mm… tonta, tonta, tonta…

17:00. Jeremy, hace como una hora me ha enviado un correo deseándome que descanse mucho en mis vacaciones.

17:48. Le mande un “ok”.

17:49. Me ha respondido “Gómez… un día nos podríamos juntar ¿qué dices?”.

18:19. Respuesta: “digo que no”.

18:20. Me ha dicho “No sabía que fueras tan fría”.

18:54. Respuesta “Tu no sabes nada sobre mi”. Por alguna razón Gloria Gaynor comenzó a sonar en mi cabeza. ¿Sobreviviré?... no, maestra Gaynor: Sobreviví. 

21:39. Arturo Mollins aún no llega gracias a Dios… estoy encerrada en mi pieza, pero tengo la oreja pegada a la puerta de mi habitación. ¡UY! ¡LLEGÓ! Dios Santo… calma Yiyi, calma… ¡NO PUEDO MANTENER LA CALMA!

22:07. Mierda… tengo ganas de ir al ba… Dios… está tocando a mi puerta….

22:38. Arturo Mollins me ha dicho que pasará el fin de semana fuera. Tiene que ver lo de su fiesta de cumpleaños, que es en dos semanas más.
-          Así que tendrás el departamento para ti sola…
-          Ok… - dije mirando el piso.
-          Tendrás que comerte dos docenas de donas sola… ¿podrás?
-          Sip… - dije mirándome las calcetas de rayas a colores que traía puestas.
-          ¿No me harás ningún comentario gracioso?
-          Nop… - burra, burra, burra.
-          Es una lástima. Tendré que irme sin uno de tus famosos comentarios que me alegran tanto la jornada…
-          Así parece… - dije como polola amurrada.
-          Gabriela, respecto a lo de anoche…
-          Nah – dije bajándole el perfil – no te preocupes…
-          No me preocupa… - dijo tomándome de la barbilla igual que el día anterior, Dios ¡ahora sí me besaría! – sólo quiero decirte que no tienes que andar huyendo, el que debería andarse escondiendo soy yo y no tu.
-          ¡Yo no me escondo!
-          ¿A no? pues a mi me parece que sí…
-          No… solo huyo como una rata avergonzada… - me sonrió y nos quedamos mirando. Demonios ¡Esos labios tan lindos!
-          No, – dijo soltándome y volviendo a la cocina -… no te voy a besar.
-          ¡¿Por qué?! – chillé casi al borde del descontrol.
-          Por qué…. no te lo mereces… no aún… - dijo muerto de la risa.
-          ¿Qué no me lo merezco?... no juegues – dije cruzándome de brazos. En serio que me sentía a un paso de la taimadura.
-          No. Créeme, tengo muchas ganas de besarte y de hacerte otras cosas más, pero no lo haré… no aún… creo que te torturaré un poco más por no ser clara y decirme qué es lo que me falta para convertirme en tu novio…
-          Pero, pero, pero ¿y eso qué tiene que ver con el darme un besito? – Arturo me quedó mirando fijamente. Me sonrió y pasó suavemente su dedo índice por mi mejilla, hasta la comisura de mis labios.
-          Caerás en mis brazos a mi manera, no a la tuya, mi pequeña caprichosa. Así que por ahora señorita Gra-bie-la, le deseo muy buenas noches… - dijo esto, me besó en la frente y se encerró en su habitación con una sonrisa hermosamente gigante en su varonil y bello rostro.
Maldito Arturo Mollins… no sé por qué tenía que ser tan horriblemente exquisito.

23:37. Jejeje… pero se muere de ganas de besarme… jejeje… ¡Uy! Pero yo también, maldición, maldición… ¡Uf! le salió tan sexy eso de hacerme caer en sus brazos a su manera… mm… jijiji… dijo que me quería hacer otras cosas más… eso sí que fue soberanamente sensual… ¡Haij!... un beso, solo un beso y sabré si Betty y Cher tienen la razón… si acaso con un beso se sabe las intenciones de un hombre… un beso de Arturo Mollins, solo eso pido… un beso de este hombre magnífico que me está haciendo perder la cordura…


   


Siguiente entrega: MIÉRCOLES.

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lunes, 25 de noviembre de 2013

Capítulo 64

03 de Agosto
23:36. ¡Uf! la visita a la Sala Ercilla estuvo espectacular. Aprovechamos de hablar con papá de lo de la librería. Me confidenció que estaba muy preocupado. Las ventas no aumentan y según lo que ha escuchado muchos están cediendo frente a la presión y han pensando vender por lo que les ofrezcan.
-          Prefieren eso, antes de seguir peleando y perder pan y pedazo.
-          ¿Y qué es lo que desea usted papá?
-    No sé hijita… esa librería tiene toda la historia de mi familia. Me duele abandonarla, pero toda esta situación es muy tensa. Yo estoy viejo y tú tienes tantos problemas con ese ricachón del Mollins.
-          Pero no vea ese tema, papá. Esto se solucionará. Yo lo apoyaré en lo que desee hacer. No soy buena para arrancar de las batallas tampoco.
-          Pero tu hermano mayor me aconseja evaluar lo de la venta…
-          Le repito la pregunta ¿qué es lo que desea usted papá?
-          Yo no quiero perder la librería.
-          Entonces, eso será. A mi hermano lo atrinco yo, no se preocupe.
Cuando llegué al departamento llamé a Claudio y le dije que no le insistiera a papá por la venta de la librería.
-          Pero Gabi, va a perder todo.
-          Bueno – le dije ya enrabiada – que pierda todo, pero déjalo que de la pelea. No le impidas luchar por lo que tanto ama. Para ti es fácil decirle que venda, cuando no has pasado un día completo en la librería. No sabes como se siente papá, y no sabes lo que siento yo tampoco.
-          No seas bocona, Gabriela. De niños pasábamos en esa librería todo el día, yo también le tengo cariño. Pero la salud de papá… ¡HEY MANOLO BÁJATE DE ESA SILLA! – manolo es uno de mis revoltosos sobrinos – disculpa, ¿qué mamá no ha conversado nada contigo de la salud de papá?
-          Si, pero mamá no me dijo que lo convenciera para vender la librería. Mamá me pidió que lo ayudara en todo el conflicto.
-          Pero la mamá no sabe…
-          ¿Qué? ¿qué? – dije aniñadamente - ¿Qué me vas a decir? ¿qué mamá no tiene idea? ¿qué te crees que porque eres abogado la mamá no sabe lo que tiene que decirnos?
-          No, Gabi… no he querido decir nada de eso… - dijo un poco avergonzado.
-          La mamá sabe lo que siente papá… y tu no deberías tirar tus estudios por sobre las emociones de ellos. Deberías respetarlos. Papá no quiere perder la librería, la mamá lo apoya y nosotros como hijos debemos estar detrás… no te pagaron los estudios toda tu mocosa vida para que le tires los cartones en su cara. Lo mínimo que debes hacer, Claudio, es aconsejarlos y nada más…
-          Pero sabes que todo esto puede ser un error…
-          Bueno… quizás lo sea… pero deja a papá que salga con la cabeza en alto y que cuando muera diga que se la jugó por entero por lo que amó. Será una lección hasta para tus propios nietos… tener un par de abuelos aperrados como nuestros padres.
Claudio me prometió no volver a molestarlo con lo de la venta, pero dijo que le expondría su parecer para que a futuro no dijéramos que no nos advirtió. Estuve de acuerdo con su postura.
Luego llamé a Alfonso y a Claudia para saber cómo iban todos los preparativos para la tertulia. Estaban felices, se habían logrado contactar con varios ex compañeros y algunas personas involucradas en el mundo literario confirmarían ese fin de semana su asistencia.
¡Oh! Que cansada me siento… creo que me iré a dormir…

04 de Agosto
23:59. El día de trabajo fue normal, plano. He estado capacitando a Daniela que ya sabe todo. Cada cierto tanto, la veo desaparecer y descubro que está conversando con Jeremy en su puesto. Mm… debe estar informándole lo que yo le digo. Mm…
Carla me ha invitado a una fiesta para este fin de semana, le dije que lo pensaría. Es obvio que no iré.
A eso de las 22:00 encendí la tele y me puse a hace zapping. En los canales que dan farándula volvieron a hablar sobre el esperado cumpleaños de Arturo Mollins. Esta situación lo pone muy tenso. Yo lo noto molesto y huraño.
Cuando llegó apagué la tele, y me puse a leer una vieja revista de ciencia. Estaba leyendo un reportaje sobre la meditación. Aristóteles dice que la contemplación ayuda a encontrar la felicidad. Estoy pensando en tomar un curso de yoga… o hacerme una lobotomía sino me resulta la ancestral disciplina oriental. Estaba en el sillón tomándome un tazón de chocolate con algo de malicia, cuando se sentó y me quedó mirando fijamente.
-          ¿Qué? – pregunté con cara de persecución.
-          Nada – respondió divertido – ¿no te gusta que te miré?
-          No, me pone nerviosa. Imagino que se me cayó un diente o que me ha crecido una enorme verruga en la nariz. Aparte que es mala educación mirar a la gente así ¿lo sabías?
-          No – dijo riéndose -, mis sobrinos te han invitado a su casa…
-          ¡Ah! – dije carraspeando – me siento muy honrada, pero diles que cuando me dejen de decir que soy tu novia quizás asista… además soy muy exigente con las invitaciones. Me gusta la torta de selva negra acompañada de leche con chocolate… y ahora que lo recuerdo este fin de semana he invitado a la cenicienta a que me ayude con la limpieza de mi habitación. Traerá donas para la once…
-          Ok… ¿y eso te molestaría?
-          Qué cosa… ¿las donas? Para nada… pienso comprar unas dos docenas…
-         Ser mi novia - me interrumpió. De pronto me fui a negro, quedando sin pensamientos en mi cabeza.
-          Ee… mm… no digas eso… - dije confusa. Me comenzaron a arder las orejas.
-          ¿Por qué? Es una pregunta nada más…
-          Yo no puedo ser tu novia…
-          ¿Por qué? ¿Por qué soy tú archi enemigo? – preguntó entretenido por la encerrona que me acababa de hacer.
-          Si… entre otras razones…
-          ¿Cómo cuales?
-          Ee… mm… No te conozco lo suficiente, por ejemplo...
-          Ese no es problema, pregunta lo que desees… te escucho - dijo arreglándose el chaquetón y llevándose una mano hasta sus labios. Yo estaba con la cabeza vacía.
-          Ee… no se me ocurre nada… - murmuré.
-          Bueno… si me permites, a mí se me ocurre algo para preguntarte. Quiero saber qué me faltaría a mí para que pueda convertirme en tu novio - a Arturo Mollins no le faltaba nada para ser novio de nadie. Era perfecto… emm… no debí pensar eso…
-          Mm… ee… ¿tener una cuenta corriente menos abultada? – mamá tenía razón, a veces hablaba mucha burrada junta.
-          ¡Ah!... ok… eso está complicado, pero podríamos hacer algo. Puedo vender alguna de mis empresas y dar el dinero a la caridad ¿eso me convertiría en tu novio?
-          Mm… no lo sé… no sé cómo te gustan las mujeres. No sé si soy tu tipo, no sé qué te gusta físicamente… no sé…
-          Encuentro muy atractivas las mujeres de cabello negro y largo. Ojalá que sean pequeñas, astutas y divertidas. Me gusta que mis sobrinos la inviten a su casa. Que tengan vida propia, que sufran por amor, pero que no pierdan la cabeza. Al menos no del todo. Que me den masajes que me hagan perderme entre sus manos. Me gusta cuando ponen su cabeza en mi hombro, y me dejan acariciarlas y protegerlas. Me gusta llegar al departamento y que me reciba con una sonrisa que me haga olvidar todo mal momento… adoro sentir esa necesidad de verla, de estar cerca de ella, de escucharla reír, hablar, respirar. Me dan ganas de partirle la cara a cualquier idiota que se atreva a herirla, sobre todo cuando sé que yo la haría cada día la mujer más feliz del mundo… Pero, sin duda, me gusta mucho más cuando le estoy declarando mis sentimientos y se comienza a sonrojar quedando totalmente muda…. ¿Eso me acercaría a convertirme en tu novio, Gabriela? - mi corazón latía de una forma tan poco usual que creí que se me saldría por la boca.
-          No lo sé - dije con un hilo de voz –… me tengo que ir a dormir… yo… ee… esta conversación me ha mareado un poco…
-          ¿Sabes lo que estoy tratando de decirte, verdad? Que tu…
-          Esto… esto no está bien… - dije mientras me aprontaba a salir huyendo.
-          Por qué… por qué no está bien… por qué no está bien que tú me gu…
-          Porque… porque tú eres tú, y yo soy esta… yo… - lo interrumpí. Mis neuronas estaban haciendo una pésima sinapsis. La confusión en mi cuerpo era espantosa.
-          Gabriela… - dijo poniéndose rápidamente de pie. Una de sus manos acarició mi hombro y suavemente me hizo girar hasta que quedamos frente a frente. Con su otra mano me levantó el mentón, instintivamente cerré los ojos. – Gabriela... si tan solo me permitieras… - Debo haber tenido la cara fucsia de la vergüenza. Arturo me acarició los labios con su dedo pulgar… yo no me atrevía mirarlo, no me atrevía ni a respirar. Tenía un nudo en el estómago. No, qué digo, ¡yo era un nudo completo!
Cuando me metí en la habitación… seguía en shock.
Si a Arturo Mollins le gustaban tantas cosas de una mujer, era asombrosamente interesante que todas esas situaciones se parecieran a hechos que han pasado entre nosotros…
Peor aún… si todo eso había sido una declaración… mm… ¡Oh, cielos! ¡Oh, demonios! había sido la declaración de amor más formidablemente hermosa que había recibido en toda mi desgraciada vida amorosa… y si eso era así… ¡¡¿¿POR QUE DIABLOS NO ME BESÓ??!!
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Siguiente entrega: MARTES.
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