jueves, 14 de noviembre de 2013

Capítulo 59

26 de Julio

12:24. A pesar del gran movimiento social que he tenido, Jeremy aún está muy presente en mi vida. Cuando lo veo me duele la guata. Lo encuentro feo, guatón, asqueroso y no sé cómo me pude acostar con él. Mm… yo sé que es lo típico que dicen las mujeres despechadas, pero, era malo hasta en la cama. Parecía un animal obeso refregándose encima de mí.
Ok… lo reconozco… estoy muy molesta con él. Estoy enfadada, furiosa y una larga lista de sentimientos malsanos pululando en mi interior. Él sabe que se portó mal. No me mira. Cuando pasa rehúye mi presencia y prefiere ver hacía otro lado. Eso se llama culpa. Yo me siento culpable por haber traicionado a mi género, por no haber visto las cosas antes, por haber sido tan ingenua. Él se siente culpable por lo asqueroso que fue conmigo y con la que es su esposa, ahora. Cómo puedes vociferar que amas tanto a alguien y estar buscando amante. Es algo que aún no me entra en mi boba cabecita. Jeremy está enfermo… Jeremy es una bestia repugnante.

16:23. El día ha sido largo, cansador y muy aburrido. En la hora de colación hablamos de muchas cosas y les conté a las chicas que había ido al salón de Marlon y Esteban. Carla me reclamó que por qué no le había avisado, para que hubiésemos ido juntas.
Les prometí arreglarles una hora con ellos para que fuésemos todas al salón. Ellos estarían felices de complacerlas con tratamientos de belleza a mitad de precio. Aunque les advertí que son bastante costosos, aunque muy profesionales y saldrían realmente bellas del lugar.
-          Oigan…- dijo de pronto Cristina – la Cote anda diciendo que el jefe la invitó a la fiesta.
-          ¿En serio? – exclamé.
-          ¡Si…! - replicó Olguita – como la invitaron al matrimonio de ese Gerente que se casó la semana pasada. Dice que ella es parte de ese círculo y que el Jefe la invitó, personalmente.
-          También escuché que anda diciendo que la van a ascender – dijo Cristina.
-          A mi no me ha llegado nada de nada – respondió Berenice levantando las manos.
-          ¿Pero a dónde la podrían ascender, si nadie se va? – preguntó Olguita. Y en eso nos quedamos mirando todas a Berenice.
-          ¿Por qué me miran a mí? – dijo ella.
-          Por que a ti te llegan los finiquitos primero – respondí. Berenice se sintió tan intimidada que no le quedó otra que ceder ante la presión visual.
-          Ok, ok, ok… pero que no se les salga por que es información más que clasificada. El correo me lo mandó personalmente Isabel de Witt.
-          Ya dale ¿me van a echar? – dijo Cristina mordiéndose el dedo pulgar.
-          Berenice eso no lo sabría. Jamás le dirían a ella, que una de las personas con las cuales almuerza, será despedida – dijo Carla.
-          Es cierto… - dijo Berenice -, me han hecho hacer los cálculos de finiquito de dos personas de nuestro lado, y una del tuyo – dijo apuntándome –. Son las jefaturas de servicio al cliente y de ventas, y de tu lado a un chico que llevaba un par de meses nada más.
-          ¿Mi jefa? – preguntó muy asombrada Cristina.
-          Si, tu jefa pidió que la despidieran. No se quería ir sin plata de la empresa y negoció su salida. Dicen que ya dejó heredera.
-          La Cote – dijo Olguita.
-          Esas dos son calzón y poto. Dicen que la recomendó y que tu jefe, Yiyi, la ha estado apoyando en todo. Sino le resulta por Ventas, la van a tirar como Jefa de Servicio al cliente. Como sea, la desgraciada la va a ascender.
-          Cristina… - salté yo – esta podría ser tu oportunidad.
-          Nah Yiyi… con esa perra mirando el puesto, tengo cero posibilidades.
-          No seas tonta. Esta es otra administración, son otros jefes, la mecánica de ascensos está menos contaminada – repliqué con entusiasmo -. Por antigüedad te ganaste ese puesto hace mucho rato. Deberías tener un poco más de fe en ti misma y tu experiencia…
-          Pero y para qué. Yiyi, nadie me mirará a mí después de esa galla… o qué crees que el jefe tiene al menos conocimiento de mis cursos o de mi preparación.
-          Por eso mismo. No lo sabe, porque nadie se lo dice. No deberías darte por vencida antes de comenzar la batalla. Es una gran oportunidad que deberías valorar ¿Por qué no hablas con Arturo Mollins?
-          ¡¿QUÉ?! Estás loca… y qué le digo: jefe quiero ascender...
-          Exactamente. Eso mismo, tal cual… ¿para qué andarse con rodeos? “Señor Arturo”, le dices, “me he preparado con cursos y talleres, tengo la experiencia y me gustaría ascender a la jefatura de mi unidad”. ¡Y listo! Si te dice que no, te vas. Pero… - dije con aire misterioso – ¿Y si te dice que si?… Cristina, es una oportunidad que no se volverá a repetir. Aprovéchala…
-          Jajaja… no… qué vergüenza, déjame aquí no más. Me encantaría ascender, pero es muy difícil. No tengo ánimo para sufrir otra desilusión…
Fue lo último que hablamos respecto al tema. Se nos había acabado la hora de colación y yo, en mi cabecita, destinaba los movimientos en el tablero laboral para lograr que dos personas que realmente se lo merecían, quedaran en cargos donde se destacarían.
La Cote no llegaría jamás a una jefatura, así tuviera que arrodillarme y pedírselo personalmente a Arturo Mollins. 

21:50. Hemos tenido una gran conversación laboral con Arturo. Había llegado antes que yo al departamento, y tenía atravesado un sándwich cuando lo saludé. Me dijo que no había tenido tiempo de comer nada y que lo único que deseaba eran cinco minutos para alimentarse.
Yo no le daría cinco minutos… tenía que comenzar a mover las piezas rápidamente.
-          Me he enterado que están buscando alguien para las jefaturas – le lancé. Me miró muy fijo. Quedó con medio bocado atravesado en todo lo que es garganta.
-          Eres directa ¿eh? Si… ¿Te lo dijo Berenice? – replicó limpiándose la boca con una servilleta.
-          No… la Cote – punto menos para la siliconada, por bocafloja -. No me lo dijo a mí, lo comentó en la cocina. A vox populi. – otro punto menos para la siliconada.
-          Pues es cierto. Y la estamos considerando a ella – me dijo muy serio ¡Maldición!
-          Pues ella no es apta… - dije para agotar instancias.
-          Yo sé que la detestas, Gabriela. Pero es una muy buena profesional. Se maneja mucho con los clientes. Tiene experiencia y lo hizo bien en tu puesto.
-          Lo sé… pero es arribista y muy soberbia con la gente.
-          Pero eso se lima en los cargos. Si llega a una jefatura no podrá hacer eso, más aún considerando que a partir del último trimestre pondremos en acción el sistema de evaluación a las jefaturas. Sistema que, tú ideaste…
-          Lo sé… - la calma y equilibrio mental de Arturo me estaba desquiciando - pero es una mujer despreciable, arrogante, altanera, engreída, trepadora y entera falsa. No creo que sea buena en el cargo. Además la persona que es así desde abajo, tú sabes que no cambia jamás. Cuando se encumbra a las alturas se pone peor. Esa gente necesita lecciones de humildad… no oportunidades.
-          Jajaja… Pero cómo la odias… - respondió riéndose.
-          No la odio. Solo me cae muy mal… cuando peleamos me dice niñito, y detesto eso. Además, siempre me mira en menos. En realidad… mira a todo el mundo por encima del hombro.
-          Entonces es un problema personal. No puedes llevar tus problemas personales al trabajo. Lo sabes ¿verdad?
-          Es personal, de piel, de profesión, de todo. Contigo y toda la gente que ostenta un cargo ella es muy amable. A los hombres les mueve el trasero y caen derretidos. La Cote todo lo termina consiguiendo así…
-          Pero eso tiene su mérito.
-          Si… como Madonna… pero Madonna es terrible de talentosa… esta tontona no…
-          Ok… ok… cálmate. – dijo Arturo divertido. Dejó el sándwich en el plato, se cuadró y cruzó los brazos - Supongamos… solo supongamos, que yo te pido a ti la opinión. Quiero que nombres una sola persona en toda la empresa para ocupar algún cargo ¿A quién elegirías?
-          Mm… ¿puede ser en el cargo que yo desee y a quién desee?
-          Si…
-          Pero no saco nada… te reirás de mí y sería todo…
-          No… te prometo que tomaré en consideración tu idea. Puedes elegir a quién desees y esa persona tendrá el 90% de posibilidades de quedar en el cargo que le hayas elegido – dijo acariciándose los labios con la yema de sus dedos. Había observado que cuando Arturo Mollins hacia eso, estaba en proceso de análisis de algo. Me estaba probando. Estaba probando si lo mío era solo visceral y que por lo tanto perdía el juicio de las cosas. Pero daría mi estocada final… sin él esperarlo.
-        Jocelyn… como Jefa del departamento de Ventas. Tiene todo lo que necesitas.

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Siguiente entrega: LUNES.

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1 comentario:

  1. uuuffff!! yiyi!!! idola como siempre jugandotela!!
    Quiero mas acción entre esos 2!!

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