Capítulo 61

29 de Julio

23:09. Necesito descansar. No puedo soportar un día más encerrada en esa oficina. Necesito un poco de libertad.

Hoy fue uno de esos días crueles, de esos días en que uno pide a gritos que termine rápido.

Todo comenzó en la mañana. Acababa de llegar. Encendí el computador, y mientras se cargaban las aplicaciones decidí ir por un café. Cuando llegué a la cocina, estaba Jeremy. No nos hablamos. Solo lo saludé con un respetuoso “Buenos Días”. El calentador parecía negarse a hervir. Entonces presentí que Jeremy me iba a decir algo, pero justo llegaron algunas vendedoras con su cotorreo y me salvaron de una situación realmente incómoda.

Eché agua hervida a mi tazón y salí con la máxima velocidad que me permitían mis entumidos piecesitos.

Pasaron alrededor de veinte minutos cuando me llegó un correo. Era de Jeremy y decía “Hola ¿cómo estás?”. No supe qué pensar. ¿Me preguntaba por qué realmente le interesaba?, ¿de verdad mi estado anímico le importaba o simplemente lo hacía para volver a tener sexo gratis, con la putita tonta de la oficina?

Pasó poco más de media hora, cuando decidí responderle. Le dije que estaba bien y que le agradecía el interés. Una dama hasta el final…

Me respondió que yo siempre le había interesado. ¡Ah! le falta sexo en la casa y se acordó de mí, pensé. Quizás su linda, maravillosa y perfecta esposa lo tenía botado y la cosita en su entrepierna estaba media desesperada. Maldito bastardo.

Le pregunté qué tal iban los días de matrimonio. Me respondió que estaba todo igual que antes, solo que ahora habían más documentos de por medio. Decidí indagar en esa vida que me había ocultado.

Hice de tripas corazón y le pregunté de una vez por todas qué tenía su esposa que no tuviera yo. Le dije que quería la verdad aunque doliera, ya que nuestra relación había “evolucionado” y le exigía su honestidad y transparencia. Ya no tenía que esconderme nada, porque el papel de amante prefería elegirlo, si así lo yo deseaba. Jamás sería la “otra” de ningún hombre, pero sabía que solo de esa forma contestaría con la verdad. Lo único que buscaba, era que me dijera lo que en mi corazón me negaba a creer. Necesitaba ver su verdadero rostro. Debía enfrentarme a la realidad de una vez por todas: quién era Jeremy Vega y qué pensaba de mí. Nada más de mentiras.

Mis peores sospechas se hicieron realidad. Jeremy, me ha considerado siempre una mujer de “clase inferior”. No, no me lo dijo de esta forma. Pero me lo dio a entender de una manera bastante clara. Me dijo que él había admirado a su esposa desde el primer día que la conoció. Que había sido una universitaria egresada con honores, una gran profesional, que ella ha aspirado siempre a más, que es ambiciosa y empeñosa. Perseverante, que jamás se ha contentado con lo primero que se le ofrece, que siempre ha obtenido lo que desea. Que tiene un carácter de temer y que sabe exactamente lo que desea de la vida. Que no le teme a nada “es una verdadera mujer”, me escribió. Tienen sueños en común, de una hermosa casa y una familia perfecta. Dice que ella no se cansa de invertir en cultivarse más, como el diplomado que hizo en Argentina.

Luego me dijo que si comparábamos, yo no le podía ofrecer muchas cosas a parte de un buen polvo. Eso sí que fue horriblemente doloroso, aunque lo soporté. Quería saber. No sé de qué forma esto me podría ayudar a madurar, me ayudaría a crecer, pero aún no sabía cómo.  

Me contó que sus suegros tienen una excelente posición económica, por lo que jamás hubo problemas de pensar que ella lo elegiría por dinero o una posición social. Le pregunté si pensaba que yo pretendía escalar socialmente con él, y me horroricé cuando me dijo que en un principio, sí. Que mi cargo no era importante, yo era más bien una mujer promedio “sin ofender”, añadió; y que sentía que yo quería algo más para poder obtener ascensos o cosas similares, a razón que desde que él se había marchado a Argentina, seguía hundida en el mismo sitio. Él no se prestaría para ayudarme en algo como eso. Si ascendía tenía que ser por mis méritos y capacidad. Capacidades que en ocasiones él, dudaba que tuviese. Por un momento me imaginé tatuado en mi frente un gran “Mujer Idiota”.    

Es espantoso. Jamás en mi vida pensé que de haber amado tanto a alguien pensara que yo estaba con él para conseguir un puesto. Las horas se me hicieron más pesadas a medida que él me decía todas esas cosas. A Jeremy jamás le importé… nunca.

A eso de las 16:30 nos comenzaron a llamar para el asunto de los cumpleaños. Yo me sentía fatal. Me dolía el pecho. Tenía ganas de gritar de la rabia. El maldito, me ha mirado durante años como un parásito. Como una porquería de mujer. Literalmente me vio como una puta que él debía aprovechar de acostarse con ella y después arrojarla a la basura, antes de que le pidiera cualquier favor…

En el cumpleaños me quedé cerca de las chicas. Me dijeron que tenía cara de pena. Era verdad… sentía que me moría de tristeza. Me dolía el ego. Mi orgullo personal acababa de ser pisoteado. A lo lejos divisé a Arturo Mollins. Me dieron ganas de salir corriendo y contarle todo. Quería llorar, pero llorar a gritos y pataletas por la furia que sentía. No era por Jeremy, me dolía mi amor propio.

Arturo Mollins llegó hasta donde estábamos reunidos y dio los agradecimientos a todos por la asistencia a la celebración. Mientras hablaba, yo no dejaba de pensar en que él me habría aconsejado, que él sabría qué debía hacer. No sé… estaba segura que Arturo se habría puesto de mi parte y me habría fortalecido el alma.

El destino puede ser muy cruel en ocasiones y ensañarse con algunas personas. De repente… sucedió algo impensado. Una mujer desconocida de pelo negro, morena, más alta que yo, comenzó a hacer señas. Cote le gritó a Jeremy “¡Hey!… tu señora”, él se dio vuelta y salió rápidamente al encuentro de la mujer. La besó y le preguntó qué hacía allí. Todos le dijeron que la invitara a la convivencia. Se acercaron y saludó con un movimiento de mano. No quiero sonar  ofensiva, pero no era nada muy espectacular. Todos comenzaron a preguntarles sobre cómo se habían conocido, la fiesta, los estudios de ella en Argentina y los proyectos de vida que tenían.

La Cote preguntó por la luna de miel. Me enteré que habían ido a “Playa del Carmen”, cinco días en un hermoso hotel. Regalo de los padres de ella. Dijo que en un principio querían viajar a Miami, pero que decidieron posponerlo hasta sus vacaciones ¿En qué estaban ahora, como marido y mujer?

-          Jeremy, me ha dado en el gusto en todo. Mañana firmaremos por la casa nueva. 6.500 UF. Le dije que era demasiado, pero él insiste en que quiere solo lo mejor.

Yo estaba como ida. Me quería marchar. Me sentía agotada. Escuché muy a lo lejos que comenzaron a hablar de estudios y oportunidades.

-          Es verdad – dijo de pronto Arturo Mollins que no me había despegado la vista de encima. Yo no reaccionaba – sino que lo diga Gabriela – la sola mención de mi nombre me sacó de un extraño estado de odiosidad que me había creado alrededor, sin haberme dado cuenta – Gabriela es Licenciada, estudió becada. Fue puntaje nacional.

-          Pero no ha llegado ni tan lejos… - dijo una amiga de la Cote provocando la risa en casi todos los presentes.

-          Has pensado en viajar para estudiar fuera del país – me preguntó la esposa de Jeremy.

-          No viajaría a otro país para hacer un diplomado. En Chile hay buenas Universidades para ese grado de especialización. Me ofrecieron hace años una beca para estudiar en España, pero la rechacé – Jeremy estaba muy colorado. Ahora que lo pienso, la primera parte de mi respuesta sonó bastante ofensiva, aunque jamás fue mi intención.

-          Una beca para estudiar en España ¿Para estudiar qué, Gabriela? – me preguntó Arturo Mollins. Me le quedé mirando, mientras él daba un sorbo a su vaso con un líquido casi transparente. Parpadeé varias veces. Quizás el padre de Arturo tenía razón. Quizás debería seguir esa constante en mi vida.

-          Literatura - todos estaban callados. El jefe supremo me sonrió y movió la cabeza positivamente. De alguna misteriosa forma, Arturo siempre lograba hacerme sentir mejor.

La convivencia continuó pero yo desaparecí en forma bastante disimulada. Me fui a mi puesto. Fue mientras observaba el libro del “ABC de la felicidad” que pensé que quizás un tiempo fuera de todo eso me haría mucho bien. Lejos de las chicas, del trabajo, de Jeremy, de toda esa fauna laboral. Le envié un correo a Isabel de Witt con copia a don Pelmazo solicitándole mis quince días de vacaciones.

Cuando todos volvieron a sus puestos, don Pelmazo se acercó hasta mí y me dijo que rechazaría mi petición de vacaciones, porque debería haberle avisado antes y que no podía tomármelas cuando quisiera. Le dije que las rechazara, que por mi no había problemas. Y así lo hizo…

Quince días… en quince días podía cambiar el mundo… podría ver la forma de cómo cambiar mi vida… mi mundo… mi existencia completa…   

31 de Julio

16:34. ¡Uf! Un sábado muy movido. Ayer llamé a Alfonso para ponernos de acuerdo para lo de la tertulia. Hemos puesto fecha para el diez de agosto. Encontré el contacto del grupo de música clásica y aún están vigentes. Me han dicho que durante la semana, me enviarían un catálogo con la música que ellos podrían tocar. También hablé con Claudia y le pedí que me ayudara con lo de los de la comilona, dijo que tenía muy buenos contactos y que estaría feliz de armar el asunto. Alfonso vería las invitaciones.

Me parece que se viene una gran celebración…

17:08. Mm… en todo este tiempo jamás vi a Arturo Mollins tan molesto. Estuvo hablando con su madre por teléfono. Al parecer le pedía que le enviara los nombres de sus invitados y él se negaba a decirle, porque no quería que se filtrara a la prensa, como “todos los años sucedía”, fueron sus palabras. Cuando noté que era un estorbo, agarré la revista que estaba leyendo y me metí en mi pieza.

Mm… que lata… la madre de Arturo Mollins era más desagradable que la mía, y eso no pensé que pudiese suceder… mm… 

21:04. Mañana me enteraré si me aceptarán la petición de vacaciones. Espero que sí. Quiero descansar. Quizás si desaparezco por un tiempo, logre arreglar mi vida. O las partes que puedan tener arreglo… mm…

Polín me llamó ayer para decirme que estaba averiguando lo del negocio que le propuse. Dice que ha estado pensado que podría estampar camisetas con sus propias pinturas, lo cual me pareció genial.

Papá ha llamado para recordarme lo de la Sala Ercilla. Que no se me vuelva a olvidar.

Claudio llamó para decirme que tenemos que hablar en forma urgente. Dice que la señora Guarello llegó a Chile y los abogados de Arturo Mollins están presionando para solucionar todo esto rápido. Y que también los abogados de Mollins, se imponen fuertemente por el asunto del edificio donde está la librería. Dice que en quince días a lo menos saldrá un fallo, si no negociamos antes.
Mm... necesito dormir... necesito mis vacaciones... necesito sexo brutal, pero del bueno... mm... mierda... qué daría por un buen polvo en este momento... me pregunto si... mm... ee... pfff... mejor saco de mi cabeza esas imágenes "XXX" con... mmm... 

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Siguiente entrega: MIÉRCOLES.

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