viernes, 6 de diciembre de 2013

Capítulo 72 (Primera Parte)

21 de Agosto

Esta ha sido sin duda, la experiencia más bizarra de toda mi vida.
Si mi padre se enterará de dónde estoy, no me hablaría nunca más en su vida.
Pero creo que debo comenzar por el principio.
El viernes, el mismo día de la fiesta me tomé un sumo de agua del Carmen al seco, para lograr tranquilizarme un poco. En serio que tenía pánico.
A eso de las 16:00 los chicos me estarían esperando en su salón de belleza.
Cuando llegué me felicitaron por mi ocurrencia de la depilación. Aunque sumaron un dilema, que no tenía contemplado ni en mis peores pesadillas.
-          Supongo – dijo Marlon – que fue depilación completa.
-          Si – respondí con orgullo – pierna entera.
-          No, no – replicó Esteban – Depilación completa, no es toda la pierna. Es el body completo. – mi cara de signo de interrogación debió ser muy evidente, ya que Polín añadió.
-          Todo el cuerpo, hermanita. – mi cara debió haber continuado siendo una pasa arrugada por la duda, ya que Marlon, bastante exasperado, me dijo.
-          O sea… ¿te depilaste la chiquilina?
Ok. Código de estilistas con mucha confianza con sus clientas. La última vez que escuché eso, fue en la mesa, en hora de colación, con mis amigas las secuaces de siempre. Hablaban, con mucho detalle de la depilación, por allá abajo. De lo dolorosa que era la primera depilada, pero lo fresca que quedabas. En serio…. No es conversación para la hora de colación.
-          No – dije intentando recomponer mi rostro.
-          No, no pues… - exclamó Esteban cruzándose se brazos – no puedes ir con una jungla. Pésimo, perdería todo el lujo. Partiste donde la señora Francesca, la depiladora colombiana de acá al lado y te haces la brasileña.
-          ¿Me hago una qué…?
-          Tendrás que quedar como bebita…
-          ¿Me van a qué…?
-          Polín y Marlon, acompañen la Dama de las cavernas. Yo iré adelantando las cosas por acá.
Me agarraron de un brazo y me llevaron al local de depilación de la famosa Francesca. Una mujer con el maquillaje y las uñas más perfectas que hubiese visto en mi vida.
La habría apreciado más, si no fuese por la tortura a la que fui sometida. Fue un tirón… pero ha sido el tirón más doloroso de mi peluda vida. Los otros tirones casi me pusieron camisas de fuerza para lograr su cometido.: dejarme como bebe. Pero bastante más irritada…
Cuando ya todo eso hubo terminado, me llevaron a andas hasta el Salón. Ellos se reían y yo aún tenía los ojos colorados por el llanto que me salía frente a cada maldito tirón.
Juré… que esos tres infelices me las pagarían. En serio los haré pagar muy caro.
Me sentaron en un sillón y vino la parte más compleja de todo el asunto. Yo sabía que ese momento llegaría… tarde o temprano…
-          Yiyi, ahora cuéntanos qué tipo de fiestas es – me preguntó Esteban como un connotado médico.
-          ¿Cómo que qué tipo de fiesta es? Una fiesta como cualquier otra.
-          No. una fiesta de matrimonio, no es lo mismo que una de bautizo de adulto, tampoco una de socialité y menos una de gala… a cada una van diferentes tipos de invitados.
-          Y eso ¿qué importancia tiene? – repliqué.
-          Lindura… importa mucho, porque según cómo te vistas o te maquilles, es el efecto que provocarás ¿Qué no escuchaste nada de lo que te dijimos el otro día? – dijo Marlon.
-          No sé por qué no nos dices. Ni que la Bolocco te hubiese invitado a un desfile – acotó Esteban riéndose.
En eso Polín encendió la tele. Estaban mostrando justo un despacho en directo desde la casa de Arturo Mollins, donde se realizaría la fiesta.
-          ¡Uy! ¡Esa fiesta debe ser fabulosa!- suspiró mi hermano.
-          ¿Ves? Por ejemplo, para ir allí no te podríamos maquillar con cualquier cosa vulgar. Tendríamos que usar nuestras últimas tecnologías en estuco facial, para que te dure, para que impactes y para que estés a la altura de todas esas pechugonas llenas de botox que asistirán.
En eso comenzó a hablar un periodista “… según nos informan nuestras fuentes más cercanas, 180 son los invitados formales y tres los invitados especiales. Hay un gran misterio en esos nombres. Se dice que son personas muy íntimas y muy cercanas al propio festejado”, el otro periodista le preguntó si sabían si había alguna mujer dentro de esos invitados. Suerte la mía… no sabían nada. ¡Fiuj!
-          ¡Uf! Bueno hermanita…. Suelta, dónde es la fiestecita hoy, para comenzar de una vez – esto era muy duro.
Quizás los chicos estuvieran exagerando con lo de un simple maquillaje. Pero… ¿y si tenían razón? ¿Y si estaba en plena fiesta y me comenzaba a derretir?
Los tres me miraban, y sentía que escudriñaban en mi cerebro. Estaba en un gran conflicto interno. ¿Hablar o no hablar?, ¿decir la verdad o continuar ocultándola?
-          Ok - dije finalmente -… mm… supongamos que… pero solo es un supuesto ¿bueno? Que necesito que usen todas las últimas tecnologías para arreglarme y… dejarme bonita…
-          Mm… eso te saldría muy, muy caro – dijo Marlon.
-          Ya… entiendo… supongamos que de verdad necesite todo eso ¿lo pueden hacer?
-          Hermanita… qué es lo que nos estás ocultando. Y no me mientas porque tú no sabes mentir, sí que sabes ocultar muy bien, pero no mentir – dijo Polín. Diablos ¿qué hacer? 
-          Ok… qué pasaría si… por esas cosas de la vida, mi fiesta fuera esa de la que están hablando en la tele…. – dije. Esteban se puso pálido, Marlon se sentó en una silla cercana y Polín me miraba como si estuviera maldita.
-          Muestra la entrada... haremos todo eso que nos pides y gratis – dijo Marlon.
-          No tengo entrada – respondí.
-          ¡Ajá!... ¡Mientes! Todos esos invitados deben llegar con una entrada, sino no los dejaran entrar – replicó muy entusiasta.
-          Pero esas entradas las envió la mamá de Arturo, y a mi no me invitó su madre.
-          ¿Escucharon lo que dijo? ¿escucharon lo mismo que mis oídos? ¿escucharon que le dijo “Arturo” como si lo conociera de toda su vida? – dijo Esteban con cara de miedo.
-          Hermanita… somos un trío muy sensible… te pido, por lo que más quieras, que no te rías con algo tan importante…
-          No me río de ustedes… - dije muy seria.
-          ¿Quién te invitó, Yiyi? – dijo Marlon. Dios, estaba punto de revelar mi secreto y no sabía si caería en buenas manos.
-          Pues… mm… a mi me invitó el festejado.
-          ¡Ave María santísima! – susurró Esteban - ¿estará delirando?
-          ¿Dices que te invitó el propio Arturo Mollins?
-          Si…
-          ¿Y cómo…?
-          Me llamó, se puso frente a mí y me pidió que lo acompañara – noté que ellos esperaban algo más -.  Es mi jefe y tengo un problema judicial con él por la compra de mi departamento. Llevamos casi dos meses viviendo bajo el mismo techo. – lancé. Ya estaba todo hecho, todo ya estaba dicho. Bueno… casi todo… la declaración de sentimientos de Arturo no saldría a la luz, ni en ese, ni en otro momento.
-          ¡¿QUÉ?! – vociferaron los tres al unísono.
-          ¿Y cuándo me lo pensabas contar? – dijo en tono herido mi hermano.
-          Si él no me hubiese invitado a la fiesta… probablemente jamás, Polín.
-          Tu hermana tiene serios problemas de confianza – sentenció Marlon.
-          Yegua infeliz – me dijo Esteban – ¿te das cuenta que tu podrías ser una seria candidata a ser su novia?
-          Si… o sea, no, en realidad no lo sé. Chicos… solo sé que él me pidió que lo acompañara hoy y que necesito estar allá antes de las 22:00 ¿me van a ayudar o no?
Los tres se quedaron mirando. Mi hermano parecía ser el que estaba más dolido. Creo que se sentía traicionado por mi falta de confianza. Aunque él dijo que yo no sabía mentir, pero si ocultar. A mi tampoco me gustó hacerlo. Es mi hermano y toda mi vida ha sido mi gran confidente. Me sentí terrible de verlo tan triste y dolido. Me sentí como una puerca traicionera.
-          Yiyi – dijo de pronto Esteban. Le habían vuelto los colores y se ponía de pie ante mí –, No estás mintiendo, lo sé. Y lo sé, porque a tu manera eres bastante inocente y honesta. Yo te adoro, pequeña brutela y te prometo por mi propia madre que hoy serás la más bella de toda esa fiesta. Así tenga que volverme Heterosexual, para cumplirlo. Lo juro.
Los chicos se me acercaron y en susurros, llenos de buena voluntad me prometieron hacer maravillas conmigo. Comenzaron a hacer sus cosas con una maestría que me dejó alucinada. Se esmeraron muchísimo. El resultado sería… bueno… sería… diferente al esperado por mí…
Yo, en el camino a convertirme en una “Mi bella dama” del siglo XXI, me llevé varias desilusiones. Para empezar, los zapatos eran con un terrible taco aguja y plataforma, por más que les insistí que no quería nada con esas características. Crecía 10 cm. Pero caminaba como si llevara dos ladrillos amarrados a los pies.
Luego nos pusimos a pelear por las joyas que me pondría. Había una hermosa esclava de plata en forma de serpiente, que me negué rotundamente a no usar. Era demasiado chic, era muy yo.
Y luego el vestido. El vestido no era como prácticamente les exigí que fuese. Se notó que mis parámetros se los pasaron por mejor parte… El vestido no era negro, sino gris. Y para rematarlo con un hombro descubierto. El vestido era realmente una maravilla, pero no era lo que deseaba.
-          Me voy a ver horrible – chillé muy angustiada -. Me sentiré incómoda vestida así. No me hallo… esa no soy yo. No es mi estilo, andaré mal…
-          Yiyi… es la pura falta de costumbre – intercedió Polín para intentar calmar el ataque de histeria que estaba a punto de darme -. Cuando te pongas todo esto, te hagamos el moño alto y te veas maquillada… nos darás la razón.
-          No quiero moño alto… quiero mi cabello suelto.
-          No, no puedes. Con un moño te verás más alta y distinguida.
-          No… hoy llevaré mi cabello suelto.
-          Pero Yiyi, para estas fiestas se recomienda ir con el pelo tomado. Se ve todo más formal.
-          No, dije. Me pasan zapatos con los que dudo pueda dar dos pasos, el color del vestido no es como el que les pedí, la forma tampoco. O sea, mis peticiones no valieron de nada. Al menos dejen que elija cómo llevar pelo.
Los tres se miraron y aunque acataron mi petición, me gané varios retos y tirones.

La petición del pelo suelto, era más que lógica. Yo, quería darle en el gusto al quien me había invitado, aunque me viera fatal con todo lo que pondrían encima. Al Festejado… le gustaba mi cabello… y mi estatura… al festejado le gustaba tal cual yo era… 

(Continuará...)

************
Siguiente entrega: LUNES.
No olvides unirte a nuestra página en Facebook. Con solo dar "Clic" en el botón "Me gusta" podrás ser parte de ella y compartir con muchas lectoras más de "La peor de todas" 
https://www.facebook.com/Yiyilapeor

6 comentarios:

  1. NO PUEDE SER!!!!!!!!!!! Yiyi me va a dar un síncope, como me dejas así...... a la puerta del horno. Si llego al lunes sin un infarto..... claro que llego al lunes, tengo que llegar, sin uñas pero de que llego, llego.

    ResponderEliminar
  2. Aaaaaaaaaaaaaaaaawwwwwwwww mueroooooooo ya quiero q sea lunes .... yiyi y Meche muchas muchas muchisikas gracias por alegrarme mi viernes. Como todos lod siasdesde q descubri el blog es mi rutina diaria.
    Besitos y nos leemos el.lunes ayiyi te veras estupenda

    ResponderEliminar
  3. pero yiyi como me dejas asi esto no se ace y asta el lunes nada por dios espero compensacion con un capitulo super largoooo

    ResponderEliminar
  4. WOW!!!! me encanto doble capitulo aunque es una tortura esperar hasta el lunes para saber mas, ademas esos tres mosqueteros son unos maestros Yiyi vas a quedar espectacular

    Gracias Meche por este maravilloso viernes :D

    ResponderEliminar
  5. Me encanta, yo tengo una q nadie lee ;( ;( :( :( :( :( :( :( :(( :( :(( :( :( :( :( :(
    PORfii leerla: http://www.wattpad.com/31680424-i%27m-not-perfect

    ResponderEliminar
  6. QUE EMOCION !!!!!!!!!
    Ya quiero sber que paasa en la fiesta :D

    ResponderEliminar