jueves, 16 de enero de 2014

Día 90

29 de Octubre

15:34. Aunque oficialmente no soy dueña de este departamento aún, Arturo me ha estado ayudando en el cambio. Hemos visto que su cama de dos plazas es mejor que la mía, que es de plaza y media. No hay mucho que organizar. Lo que más tengo que traer es ropa. Arturo tiene de todo en el departamento. Cuando me fui, él continuó comprando las cosas que le faltaban. Aunque, el lugar carece de estilo y calidez. Así que me he propuesto trabajar en ello las semanas que siguen… Arturo se ha mostrado feliz con mi idea. Partí comprando un hermoso ramo de flores en la Pérgola.  
Cuando terminamos de subir la última caja, fui yo la que cerró la puerta del departamento. Me quedé con la mano en el pomo y Arturo estaba sentado en uno de los brazos del sillón, descansando. Me miraba tan lascivamente que sentía como mi falda desaparecía… jejeje... Yo, una dama como lo que soy, le sonreí con modestia, pero no se me pasó por alto ese brillo tan especial que se le pone en los ojos, cuando quiere algo más que simplemente observarme. Yo me mordí el labio y traté de no hacer evidente lo que era bastante evidente… mm… por que de verdad que era evidente… mm… me pongo media idiota cuando pienso en estas cosas… emm…
-  Al fin solos… - me dijo.
-  Sip… ¿qué hacemos? – dije haciéndome la inocente.
-  Pues… - con una sonrisa medio pícara, se puso de pie y caminó seductoramente hacia mí. En otro momento me habría hecho dudar sobre sus sanas intenciones. Ahora, lo que más quería era que sus intenciones no tuvieran una pizca de sanidad – no sé tú, pero yo tengo muy claro lo que pretendo hacer…
-  ¡Ah!... – lo tenía frente a mí haciéndome un suave masaje en los hombros. Yo, había deslizado mis manos por su cintura y ahora se las metía entre medio de sus bóxers. Le tocaba su firme trasero y lo atraía hacia mí. Era divertido permitirme esta violación al espacio personal con alguien. No lo había podido hacer antes. Ahora podía. Ese guapo espécimen masculino me lo permitía y por su mirada, estaba segurísima que le agradaba. Jejeje… me llevé una entretenida sorpresa cuando lo atraje hacía mi y descubrí que mi recio macho estaba más que listo para la acción.
-  ¿Sabes por qué me gustan las mujeres bajitas, como tú?
-  Mm…no… y me mata la intriga…
-  Pues… - dijo apretándome suavemente contra la puerta de entrada, lo cual me pareció magníficamente primitivo. Me sacó la camiseta. Me levantó con una facilidad que me hizo sentirme como una frágil pluma. Yo lo atrapé entre mis brazos y puse mis piernas alrededor de su espalda – ahora lo sabrás mi pequeña gatita traviesa…
-  ¡Hum!... – dije en forma arrebatadora - mi propio hombre de las cavernas… ¡pero qué rudo! ¡qué salvaje! ¡grrr!
Cada vez que mire esa puerta, de hoy en adelante, no podré dejar de sonreírme como una boba al recordar la suciedad cavernícola que me hizo Arturo… jejeje…
Después de nuestro inicial arranque de pasión, bastante fogoso y placentero debo reconocer, me llevó a la pieza y terminamos lo comenzado en la puerta. ¡Oh, Dios! Cuánto extrañaba las maldades de Arturo.
Me fue imposible no hacer un breve resumen, mientras Arturo me tenía abrazada y yo jugueteaba con unos pelos de su velludo pecho:
1º Jeremy tenía mucho que aprender en la cama, definitivamente.
2º La ex novia de Arturo había sido una bruta de primera al dejarlo salir de su vida. Aunque le agradezco su torpeza.
3º Las chicas jamás podrían imaginarse lo que yo, una insignificante aprendiz de librería y esforzada profesional del escalafón más bajo de una empresa, había logrado hacer sentir a este lindo tipo que tenía en traje de Adán perdido en mis encantos. Ok, lo de esforzada profesional, es discutible.
4º Arturo era un Dios dentro y fuera de mis sábanas. Lo amaba, aunque no se lo diría aún para que no se asustara y huyera de mi, creyendo que lo deseo cazar y casar.
5º La Cote se va a querer morir cuando se entere… jejeje… genial… me gustaría poder verle la cara. Yo misma le pagaría el botox para re estructurarle las facciones después de la noticia… jejeje…
-  Yiyi… - dijo Arturo en tono cansino.
-  Sip…
-  Te dejas de reír sola o me cuentas el chiste… decide…
-  Bueno… - mierda, nunca voy a aprender a disimular.


Al despertar, Arturo se puso el pantalón de buzo y fue a preparar la once. Mientras caminaba, se iba poniendo una camiseta azul piedra. Aún asó, alcancé a divisarlo con el torso desnudo. Demonios que enloquecedor mirarlo, he tenido que hacer un horrible esfuerzo por no lanzármele encima y violarlo. Ha traído una hermosa bandeja hasta la cama, con una flor de las que compré y mis lentes que no recordaba dónde me los había dejado Arturo durante el arranque de pasión. Me siento como una esposa en su luna de miel.
Encendió la televisión y lo primero que vimos fue a su hermana dando una declaración a un periodista que me dejó helada.
-  … Mi hermano ya no está soltero – dijo ella mientras caminaba.
-  ¿Es Katherine la nueva conquista de Arturo Mollins?
-  No. Katherine es una buena mujer, pero mi hermano está enamorado de otra persona. Al fin han formalizado su relación y están felices. Les deseo realmente lo mejor.
-  ¿Su actual conquista tiene algo que ver con la muchacha desconocida de su fiesta de cumpleaños? - preguntó un hombre con lentes anchos y gruesos.
-  Es posible. Lo siento chicos, me tengo que ir...
-  Confirmado por la hermana de Arturo Mollins – decía el panelista del programa de farándula -. La mujer desconocida es su nueva pareja. Lo siento chiquillas, el que era el soltero más codiciado, según nos cuenta su hermana, acaba de formalizar su relación y dice estar profundamente enamorado. Una lástima… ¿quién será la afortunada?
Arturo come a cucharadas la mermelada que mi madre nos ha enviado. Me mira divertido. Creo que estoy pálida, con las orejas moradas y los ojos como plato. ¿Ahora tendré que compartir los mismos dolores de cabeza que Arturo por culpa de su situación? No es justo. No, no. Que no es justo que este hombre sea tan divino y tan malditamente perseguido por tanta hembra suelta que anda por ahí… me parece que voy a tener que cotizar un cinturón de castidad en internet… celos… mm… si… yeguas… las odio... mm…

18:37. Está sonando el teléfono. Aún no hemos sacado la contestadora, así que esta saltó al tercer ring del llamado. Mm… es Polín.
-  Hermanita, ¿cuándo pretenden sacar esta pajería de la contestadora? Dile a tu regio hombre que acabo de ver la tele, y me parece que la muchacha desconocida de la fiesta, de la que siguen hablando, se refiere a ti…
-  ¡YEGUA! – era la voz de Marlon que gritaba a espaldas de Polín - ¡VEN A DARNOS EL CRÉDITO!
-  ¡NO! ¡TRAE A ESE BOMBÓN PARA CONOCOCERLO DE UNA VEZ! – gritó Esteban.
-  Cállate, tarado… me gritaste en la oreja… Heman…
¡Hum! Se cortó la comunicación. Arturo se ríe de buena gana, mientras saborea la mermelada casera. He comenzado a cucharearla también. Está muy rica.

18:43. Mm… teléfono de nuevo. Saltó la grabadora. Esta vez es Carla.
-  Yiyi… ¿estás viendo la tele? El don jefe supremo se ha puesto de novio ¿puedes creerlo? Dicen que no es la cara de pájara de Katherine. Me muero de ganas de conocer a su novia, debe ser la tremenda mina. Tengo una fiesta… era eso… nos vemos… oye ¿cuándo nos juntamos? ¡Me avisas! ¡Besitos!
Con Arturo nos hemos quedado mirando. En un susurro me ha preguntado “¿Don Jefe supremo?”, me he levantado de hombros con ingenuidad total.
No hay ánimo de contestar llamadas. La concentración está por entero dedicada a la mermelada de mamá.

18:44. Mm… teléfono de nuevo. Mm… saltó la contestadora… es Magdalena.
-  Arthur, lo siento tanto. Me tenían enferma con la insistencia. Como me dijiste que hoy Yiyi volvería al departamento… me emocioné y dije eso. Yiyi, corazón, perdóname... espero estés bien con el traslado y que todo esto no te asuste ¿Cuándo vendrás a visitarnos? Los niños se mueren de ganas de volver a verte. Bueno, adiós no los interrumpo más… ¡Bye!.. ¡Ah! madre me llam…
Le he pasado un poco de mermelada por los labios a Arturo y luego lo he besado. ¡Hum!... Él me ha pasado un poco en el cuello y ha sido una sensación muy sugestiva… creo que seguiremos explorando un rato más…

18:46. Teléfono de nuevo… mm… saltó la grabadora… Es Claudia. Hoy parece ser el día de los llamados.
-  Mm… ¿Gabi? Habla Claudia. Te cuento que he terminado de leer lo que me enviaste. Me gusta. Podemos hacer negocios. Esta semana podríamos juntarnos a ver lo del contrato, lo que se viene. Debemos que corregir algunas cosas y tenemos que ver el título. Bueno, llámame a mi celular cuando escuches este mensaje ¡Cariños!
Arturo ha bajado la bandeja al piso y nos hemos quedado solo con la mermelada. De pronto se nos ha ocurrido que podía tener otras utilidades… jejeje…
Teléfono ¿Claudia nuevamente?...
-  Gabi, me olvidaba preguntarte ¿realmente ese es el final? Porque a mi no me lo parece. No te asustes, está bueno, pero no lo sé... me apetece algo más después de lo último. Solo eso, analízalo y lo conversamos en la la junta. No olvides llamarme ¡besos!.

18:48. Arturo está de lo más entusiasmado jugueteando con la mermelada. La cucharea y ahora le dio por ponerme un poco en el muslo... amm... ok, entendí la idea... uuuu... eso fue raro y excitante... jijiji... Arturo se ríe de mi cara y le doy alas para que siga con sus entretenidas impertinencias...
Otra el vez el teléfono. ¿Qué le pasa a esta gente hoy? Es mi mamá.
-  ¿Qué es esto? ¿Que hago con esto?...
Click... mi madre ha cortado. Suena nuevamente, es mamá de nuevo.
-  ¿Aló? ¿Es el departamento de Gabriela Gómez? - escucho a papá susurrarle “tiene grabadora, Anita. Déjale en el mensaje nada más. Ella devuelv...” se cortó de nuevo.
Es mi turno para probar algo nuevo ¿y si hago algo cerca del enorme muslo de Arturo? Vuelta a sonar el teléfono.
-  Haij, hija. No sé que es esto. - “una grabadora, Anita”, escuché susurrarle mi papá - ya, ya, ¿te callas? O dejas tu el mensaje. Bueno... hija, haremos un asado y convencí a tu papá para que vengan los dos. Sergio, tu padre, me ha dicho “Que venga nuestra hija y ese otro”, yo supuse que “ese otro” se refiere a Arturo. Así que tráelo y preséntalo bien. No te preocupes por tu padre que yo...
Se cortó. Pero la idea estaba clara. Arturo no ha puesto muy buena cara con lo de “ese otro”, aunque solito encontró el lado positivo a todo y lo entendió.
-  Tu padre no me quiere nada de nada.
-  No mucho. Pero mi familia está contenta.
-  Hunther me debe una...
-  Arturo, mi padre te odiará aunque le compres una biblioteca completa. Estoy contigo y eso es un trauma que el tiempo no logrará superar. Te has llevado a su niña...
-  ¿Me la he llevado? - dijo con media sonrisa.
-  Claro... o sea, es un decir.
-  ¿Me la he llevado en serio? - ha dicho besándome en el cuello y logrando que la piel se me ponga de gallina.
-  Si... más o menos... Arturo jajaja... me haces cosquillas...
-  Puedo vivir con el malestar de tu padre, Yiyi. No le será fácil que me vaya de tu vida...
-  No quiero que te vayas de mi vida...
-  ¿Nunca?
-  Nunca – repetí.
-  ¿Juntos por siempre?
-  Por mucho... hasta que la muerte nos separe – la camiseta de Arturo es linda, pero Arturo con el torso desnudo, era mucho mejor. ¿Mermelada en el abdomen? ¡Si!
Arturo se me ha quedado viendo, con una sonrisa extraña. Chupetea la cuchara y me sigue mirando como si supiera algo que yo no sé.
-  ¿Hasta que la muerte nos separe? ¿sabes cuándo se dice eso? - ¡ops! He metido las patas. “Casar y cazar”, pienso. Qué horror, Arturo debe pensar que lo único que deseo es casarme con él y eso no es así. Suerte que teníamos protección extra en los cajones de la cómoda. Sino, pensaría que me quiero embarazar para agarrarlo.
-  Si... - dije como si el tema me resbalara – pero fue solo un decir...
-  No me molesta la idea, Yiyi... - me ha dicho esto mientras se saca la polera y logra aturdirme por partida doble.

18:59. Mm… teléfono de nuevo… mm… la madre de Arturo… ¡ugh!
-  Arturo Mollins. Cómo es eso que ha salido en la prensa. Qué es eso que te has emparejado formalmente con esa chiquilla. Magdalena me ha dicho que se fue a vivir contigo. Dios santo Arturo, de todas las novias que has tenido, tenías que enamorarte de la peor de todas. Qué será de la pobre Katherine, debe estar totalmente destrui…
Es realmente asombrosa la cantidad de otras utilidades que tiene el contenido de un pote de mermelada. Arturo tiene muchísima imaginación… ¡uf! Eso, sumado a un erotismo que lo sigue convirtiendo en un tremendo Dios en la cama… mm… creo que me cobraré el masaje que le di… la mermelada en el abdomen ha hecho que las cosas se caldeen mucho. Arturo está encantado y yo, estoy con ganas de pasar rápidamente a la acción.
-  ¿Cómo va el negocio de las camisetas con tus hermanos?
-  Bien. Una vez que arregles la galería, arrendaremos un local cerca de la librería.
-  ¿Le contarás lo nuestro a tus amigas de la empresa? - dijo mientras lo despojaba del pantalón de buzo.
-  No lo sé… creo que sí… algún día de estos… no lo sé… Ya no trabajo para ti. Renuncié así que nuestra relación gozará de tranquilidad y libertad tota ¿te molesta que les cuente?
-  No. Para nada - dijo besándome un hombro. Bóxer negros, amo los bóxer negros –. Solo espero que guarden el secreto un tiempo.
-  Arturo… - fuera bóxer negros. Arturo en traje de Adán... calor, calor, calor - ¿es verdad lo que dih... demonios... lo que dice tu madre? Eso deh, ¡uy! Arturo... cresta...
-  Qué cosa dice mi madre...
-  Esoh, de que soy la peor de todas tus novias… - Arturo me sacó toda la ropa con una facilidad que me fascinó. Las manos de Arturo andan perdidas por tantas partes de mi anatomía, que presiento que es un pulpo...
-  Yo no lo creo. Para mi solo eres diferente. Eres la más interesante de todas. Me gusta saber que eres diferente a todo lo que había conocido antes. ¿voy bien?
-  Uuuuuuuuuyyyyy.... de marah... marah... de maravilla... - Arturo se ríe. Yo lo abrazó y lo besó. Creo que quiere matarme de un orgasmo.
-  Además – continúa hablándome él -, mi hermana te adora ¿aún no le pones titulo a tu libro?
-  No, pero tu madre me ha dado una idea. Tu madre me odia ¿verdad?
-  Es posible…
-  Genial. Puedo vivir con eso… ¿Arturo…?
-  Yiyi, mi amor… - me dijo con su envidiable calma habitual.
-  ¿Por qué no quemamos el jodido teléfono?
-  No mi vida – dijo riéndose - . No podemos hacer eso... lo necesitamos...
-  ¡Ah! Qué pena...
-  Pero – continuó – lo podemos desconectar por un par de horas ¿qué dices?
-  Soy la peor de todas ¿no? Por mi le pondría una bomba...
Mi papá odia a Arturo. La madre de Arturo, me odia a mí ¿Pero qué más daba? Nosotros nos queremos. Yo estoy con el pecho hinchado de tanta felicidad.
¿Valió la pena tanta pena? ¿tanto dolor? ¿tanta mala experiencia?... No sé si todas las malas cosas vividas por alguien, sean para crecer y encontrar al compañero indicado cuando ya hayas aprendido todas las lecciones. No lo sé... solo sé que Arturo me llena. Lo observo y su rostro me parece más hermoso cada día. Acaricio su piel y pienso en lo nuevo que todo esto es para mí. Me cuesta creer que él, Arturo Mollins, el soltero más codiciado, el exitoso empresario, el hombre más guapo, esté haciéndome el amor con la dedicada pasión que me hace enloquecer. Veo en sus bellos ojos el deseo que despierto en su ser. Aún no me creo que sus besos me hagan perder el juicio, que su brazos me hagan sentir protegida y frágil... que solo los latidos de su corazón hayan logrado calmar y colmar completamente mi existencia. En su momento lamenté que un bastardo pisoteara mi orgullo, hoy agradezco a Dios haber derramado miles de lágrimas por el hombre correcto.
Observo a este maravilloso hombre que vibra de amor y pasión y pienso:
Definitivamente volvería a vivir todo lo malo de mi vida, por solo tener a Arturo Mollins entre mi brazos por siempre.
Lo amo y no pretendo salir de su existencia. Nunca, nunca...
-  Ahá... - dijo Arturo comenzando a hacerme esas cosillas exquisitas que tanto, tanto me gustan. Esas monadas sexuales que me cortan la respiración y me hacen ver burritos multicolores -. Mi amor, solo te debe importar esto - dijo levantando el dedo índice frente a mi nariz - : estoy loco, loco, verdaderamente loco por ti...- mientras decía estas palabras, estoy segura que se me pegaba en la cara la sonrisa más idiota del mundo del mundo entero. Pero ya no me importa. Él está tres veces más loco que yo - Te amo, Yiyi... la peor de todas... Te amo...

FIN.
¿fin? ;-)
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Bss... cariños... abrazos y... ¿hasta pronto? ;-D

miércoles, 15 de enero de 2014

Día 89 (Segunda parte)

Continuación...
23:05. Bueno… papá y mamá han sobrevivido al impacto. Después que les conté que tenía una relación estable, y que esa estabilidad emocional me la estaba brindando Arturo Mollins, el silencio que se produjo fue tan enloquecedor que pensé en tirarme por la ventana. Papá miraba a Mamá y luego volvía a mirarme a mí. Lo hizo como seis veces, antes de que mi madre le dijera “Pareces reloj cucu. Deja de mirarme así, yo tampoco lo sabía. Eso lo ha hecho la loca de tu hija, sola.
Le había contado a Arturo que les diría a mis padres sobre lo nuestro. Se ofreció a acompañarme, pero de pronto imaginé a papá persiguiéndolo con un cuchillo carnicero por toda la cuadra y luego sufriendo fatal infarto en medio de la calle. La imagen fue aterradora, así que le dije que lo haría sola. “¿Estás segura, Yiyi? Podría explicarle todo mucho mejor si estoy presente”, nuevamente imagine el cuchillo carnicero insertado en todo lo que es el pecho de Arturo. No, lo haría sola. Decidido. Además, estaban mis dos hermanos presentes, así que aprovecharía de pedirles explicaciones por esas visitas de Arturo, de las cuales solo me enteré cuando nos reconciliamos.
Papá me preguntó si acaso si mi relación se debía al deseo de recuperar la librería nada más. Lógicamente que no era así. Decidí contarle cómo se habían ido gestando las cosas.
-  ¿Era por él tenías esa cara esa tarde que hablamos? – me preguntó mamá.
-  Si… ahora que sé lo que sucedió y las cosas que ha estado haciendo, no me queda más que disculparlo e intentar que nuestra relación funcione. Yo lo quiero – dije con timidez.
-  Pero hija…- exclamó papá poniendo cara de pasa - ¿cómo pasó eso?
-  No lo sé… solo se dio. No te lo voy a negar, desde que lo conocí que sentí algo por él. Pero no supe qué era. Las cosas se fueron dando lentamente. Teníamos problemas, pero por alguna razón, lo que siento por él estaba por sobre todo eso.
-  ¿Incluso por sobre nosotros? - dijo con seriedad.
-  No seas leso – intervino mamá – no compares peras con manzanas, Sergio. Gabriela ya te contó lo que pasó. La librería y el departamento volverán a sus manos. O sea, igual el joven merece que le des el crédito.
-  ¿Joven? Anita, ese hombre no es joven. Está muy viejo. Tiene más de cuarenta...
-  Y tu hija más de 30. Hace rato que Gabriela ya no es una niña, Sergio.
-  Está harto viejita y pelúa, poh Papá... – se metió Polín riéndose de buena gana. 
-  Yo apoyo la relación- dijo mi madre muy resuelta.
-  Pero Anita…
-  Qué Anita, Anita… el hombre es muy guapo. Increíble que se haya fijado en Gabriela, con lo cabeza loca que es. Hija, no te preocupes por tu padre, mi papi, que en paz descanse, murió odiando a tu padre. Así que es normal que odie a Arturo.
-  ¿Tu padre murió odiándome, dices? - la cara de papá era de estupor.
-  Si… con cada célula de su cuerpo.
-  Y yo que creí que le agradaba.
-  No. Te odió por haberte casado conmigo y haberme dado tres hijos...
-  Bueno hermanita – dijo Polín - … formalizaran en estos días entonces. Que emoción… ¿seguirán viviendo juntos?
-  Si… - dije algo nerviosa.
-  Te dijo cuándo estarán los papeles listos para firmarlos... - preguntó Claudio, que hasta ese momento solo había estado escuchándonos.
-  Eso, eso – exclamó papá apuntándome algo que parecía estar en el aire - … hija, sin firma no te vayas con ese hombre. Puede que solo te esté usando...
-  Haij, Sergio – bufó mamá - ¿para qué la va a querer usar?
-  No sé pues Anita... esa gente de plata es rara... - acotó papá moviendo el dedo índice cerca de la sien, como aludiendo algo de locura.
-  Papá, Arturo me prometió que todo quedaría regularizado pronto. Quiere que Claudio lleve el caso. Marcela se hará parte como querellante ¿te lo dijeron? - le pregunté a mi hermano mayor.
-  Si, ya estoy al tanto. Quería saber si te había dado fechas.
-  No, no... quizás meses.
-  No creo. Si presiona tanto como para quitarte la librería y el departamento, es posible que salga todo en corto tiempo – las palabras filosas de mi hermano mayor, me hicieron pensar que su desconfianza era del mismo tamaño que la desconfianza que sentía papá.
-  Cómo sean las cosas, nuestra hermanita encontró novio – se metió Polín con una enorme sonrisa, mientras movía las cejas de arriba abajo con una velocidad odiosa. La cara de picardía de mi hermano chico me lograba sacar de quicio.


Luego del picoteo, mamá mandó a acostarse a papá. Le di la buenas noche y en el oído me susurró “Hija, en serio que no te metes con ese gallo, solo para recuperar lo que nos quitó” Pobre mi papá, aún no cree que lo que le conté es cierto y que mis sentimientos por Arturo son reales. Mucho menos cree que el propio Arturo me quiere de verdad.
Antes de irme decidí hablar con mamá sobre las visitas de Arturo durante los días en que estuvimos separados.
-  Si, es cierto – dijo mi madre –. Vino casi a diario y preguntaba por ti.
-  Pero, le dijeron que yo estaba acá, mamá. En esa época, yo estaba en casa de Polín.
-  Y...
-  Y que le mintieron a él. Además, que durante todo ese tiempo yo creí que no le importaba.
-  ¿Qué querías que hiciéramos?
-  No sé... decirme quizás. Podríamos haber solucionado las cosas con él antes.
-  Tus hermanos y yo, te vimos muy mal. Estabas deprimida y hacías muchas burradas. Lo que nosotros hicimos, fue protegerte y darte tiempo para que te sanearas de todo lo que viviste.
-  Pero mamá...
-  ¿Pero mamá, qué? ¿qué pretendías que hiciera, Gabriela? ¿Qué pretendías que hiciera con el hombre que casi mata a mi marido y que deja a mi hija en la calle? - me quedé muda ¿qué se le puede rebatir a una madre con semejante argumento? - . Era lo mínimo que debía sufrir si deseaba recuperarte. Sobre todo si estaba tan enamorado como decía estarlo...
-  ¿Enamorado?
-  Si... eso dijo... y... yo le creo...
-  ¿Le crees eso de que está enamorado?
-  Si. Tanto le creo... que es la razón por la que confío en que te devolverá todo. Sin chistar y en corto tiempo... - mamá me había quedado mirando con una sonrisa cómplice que me hizo sentir un retorcijón en el estómago. ¿Podría ser que Arturo estuviera enamorado de mí? Sería tanto hermoso como emocionante – Entonces – prosiguió -... se pondrán a vivir juntos...
-  Si, mamá. No veo razón para separarnos...
-  Bien… solo usen condón porque aún no quiero nietos tuyos ¿me oíste?…
-  ¡Mamaaaa! – chillé divertida.
-  Nada de mamá... te lo pido más por tu padre. Si no lo mataste hoy con el notición, lo matas con eso de traer a un Mollins a este mundo. Así que o te abstienes o lo forran ¿si?
-  Mamá, eres la reina de las sutilezas...
La verdad es que mis padres no tendrían nietos míos. Eso estaba claro. De solo imaginar que Papá asesinaría a Arturo y que la mamá de Arturo me colgaría a por el pescuezo, me daban ganas de mantener nuestra relación puertas a fuera.
Pero nos cuidaríamos. Ninguno de los dos es un adolescente. Él tiene más de cuarenta, yo más de treinta. Papá y Polín se han encargado de recordarmelo. Pero para dejar de ser novatos, habría que practicar mucho. De hecho... creo que tenemos varias horas de retraso, así que tenemos que ponernos al día... lo cual hace que mis hormonitas se vuelvan muy, muy orates...
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Útima entrega: JUEVES.
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martes, 14 de enero de 2014

Día 89 (primera parte)

25 de Octubre
18:09. ¡Uf! tuve un fin de semana realmente agotador. Acabo de hablar con mi NOVIO ARTURO MOLLINS, quiero que se noten bien esas palabras, son nuevísimas para mí, y me tienen de lo más emocionada. Con mi NOVIO ARTURO MOLLINS, hemos llegado al acuerdo de que solo lo tendré castigado por esta semana. Mm… tuve que ceder cuando me dijo que casi dos meses alejados y sufriendo el uno por el otro, era mucho tiempo y que era cruel para ambos mantener esta separación. Le encontré la razón, lo entendía muy bien, pero le aclaré que de verdad de la milanesa era que yo había madurado así que no tenía que ocultarme que sexualmente se sentía medio castrado. Se ha reído y me ha dicho que es verdad… ante lo cual no me ha quedado más que acceder a acortar el período de castigo. Mm… en realidad, su argumento no me convenció nada, de nada. Cuando me daba sus argumentos (muy risueño debo acotar), yo lo tenía en mi mente realizando la más exótica de las fantasías sexuales que se me pudo ocurrir, en el momento menos oportuno... mm... o sea, yo también siento mis hormonas medias locas.
Nos juntamos en el mismo restaurant de comida italiana, donde me reveló su relación de siete años con la pérfida ex novia. Almorzamos y conversamos por largas horas.
Arturo me explicó lo que había sucedido con el departamento y sobre todo con la librería.
La historia es más o menos así:
La semana anterior a que todo explotara de la forma que lo hizo, él había enviado un correo electrónico a sus abogados, dando la orden de echar pie atrás con los desalojos. Me había traído el correo para que le creyera. No quise dármelas de perito forense y ponerme a cuestionar las fechas y las horas ¿valía la pena tanta suspicacia?. Me contó que había solicitado un estudio de impacto y gestionó un nuevo proyecto. Se dio cuenta que el Edificio tenía buena infraestructura, que podía ser refaccionado y que se podía aprovechar su estilo antiguo. Su idea era hacer un Mall aprovechando los beneficios de la vieja infraestructura. Así, los locatarios no tendrían que vender nada. Sino que continuarían pagando los gastos típicos, y tendrían que aceptar el arrendamiento de más locales y oficinas, que se pretendían construir en el piso superior. En eso estaba, viendo planos y nuevas ideas cuando llegó Marcela y le avisó que mi amigo Mac enano había hecho oídos sordos y había continuado con la primera parte del proyecto: los desalojos. Mi amigo Mac enano le aseguró que no había problema, que no sucedería nada y que todo era una simple formalidad jurídica. Sin embargo, Marcela le aseveró que el proceso no se había detenido. Llegó el día de su fiesta de cumpleaños, y luego los días libres. Marcela lo intentó contactar por todo los medios porque el asunto estaba pintando para muy mal. Arturo decidió dejarse caer a Inmobiliarias San Blas y Marcela lo puso al tanto. A la mala, revisaron la documentación de mi amigo Mac enano. Entonces, él se dio cuenta que las advertencias y las dudas de la remilgada, hacia el trabajo el abogado, eran certeras. Pero ya todo era una bola de nieve que había crecido tanto, que no sabían cómo detener el proceso. Había solo una forma: que Arturo me contara esto mismo y que juntos llegáramos al acuerdo definitivo. Mismo acuerdo que tenía en una carpeta de cuero y que yo miré con curiosidad mientras cuchareaba la copa de helado de menta que había pedido de postre. Dios, que cerda, comí tanto ese día que aún me siento media apunada... en fin... Estaban decidiendo esto, lo del acuerdo, cuando se enteró del pre infarto de mi padre, de la carta de desalojo y de que había salido la resolución del departamento a su favor. Todo por boca de Claudio, que habló directamente con Marcela. Arturo intentaba comunicarse conmigo, pero yo no respondía. Mi amigo Mac enano había apresurado el proceso del departamento ejerciendo mayor presión. “Te ganas enemigos con una facilidad increíble”, me dijo Arturo tomando un sorbo de café. Parece que a mi amigo Mac enano, la amenaza con tirarlo por el balcón no le causó gracia y decidió odiarme y despojarme de todo.
Después de todo ese raro embrollo, Arturo exigió la renuncia de mi amigo Mac enano, y ahora Marcela se estaba haciendo cargo de todo el asunto. Arturo me aseguró que sabía que tenía gran culpa en el asunto, ya que le había dado demasiado poder al ahora ex abogado. Eso, sumado a que durante ese período tenía muchas cosas en mente. La compra de Ferreterías Meneghello, el cambio de oficina, al adquisición de una nueva oficina en el norte, su madre insistiéndole con tener herederos, la fiesta de cumpleaños y... mm... bueno, y yo. Hunther, su ex abogado, sabía que tenía mucho peso dentro de la empresa. Para Arturo siempre hizo bien las cosas, por lo que nunca le había importado demasiado. Reconocía que había cometido un gran error.
El día que fue a mi librería y me entrego el CD, había ido a comunicarles las buenas nuevas a los locatarios que seguían en pie de lucha. Podían seguir allí, pero ahora tendrían que compartir sus espacios con toda una galería comercial. Me dijo que podíamos quemar todos los papeles y la librería pasaría nuevamente a mi poder. En cuanto al departamento, me ha propuesto dejarlo a mi nombre y que Claudio y Marcela lleven su caso adelante. Claudio como fiscal y Marcela como querellante.
-  Es más factible que una persona como yo se obtenga resultados más prontos. Por lo demás, no podrías costear lo que sale todo el proceso Yiyi… ¿qué me dices?
-  ¿Y cuánto llevará de todo eso?
-  Pues… quizás unos días, unas semanas o unos meses. En cuanto Marcela regularice todo, podrás firmar y yo te hago el traspaso.
-  Mm… ese departamento será mío, mío… ¿en serio?
-  Tuyo, tuyo amor… muy en serio…
-  Mm… o sea que tendrás que irte a otro lado…
-  Claro, no creo que me quieras ahí.
-  Mm… aclárame algo…
-  Lo que desees – dijo tomando otro sorbo de café.
-  ¿Qué somos nosotros? Amigos con ventaja, amantes ocasionales, pareja sexual ¿qué?
-  ¿Qué es lo que quieres de esta relación?
-  Yo quiero una pareja estable, un quizás futuro marido con vientre de acero con el cual presumir. Quiero estabilidad…
-  Ok… yo te ofrezco eso ¿quieres ser mi novia oficial?
-  Defíneme novia oficial…
-  Que todo el mundo sepa que no estoy socialmente disponible y que tú eres la mujer a la que amo… que eres mi dueña...
-  Ya… eso me gusta… mm… eso quiere decir que si te dejo estar en mi departamento, no se verá feo…
-  ¿Quieres que vivamos juntos? - dijo acercándose a mi.
-  ¡Ah! pues… vivimos como enemigos durante meses y nos llevábamos bastante bien ¿en qué podrían cambiar las cosas ahora?
-  En que… ahora no tendrás que ocultarte de mi, ya no tendré que pasar las noches en vela imaginando lo que haces al otro lado de la habitación, ahora podré entrar a tu pieza y hacerte el amor sin temor alguno a que me asesines o me golpees con la silla… y en que ya no tendrás tu pieza sino que la podremos compartir… es más, tendremos una sola cama, una idea que me es verdaderamente muy sugestiva… - dijo levantando una ceja y poniendo cara de pícaro.
-  Mm… si… me gusta como suena eso… ¿quieres? – dije con inocencia. Arturo se rió y me aclaró un pequeño punto que había olvidado: era yo la que tenía que volver a mi departamento, porque él jamás se había ido... emm... cierto...
Durante estos días pretendo llevar todas mis cosas de vuelta al departamento que Arturo ha prometido devolverme. Pero antes de todo esto… ¡UF! Que fatalidad más grande. Antes del nuevo cambio tengo que hablar con mis padres… mm… solo espero que no le de otro pre infarto a papá cuando le diga que tengo novio y que es el mismo que a él le había quitado la librería y a mi, mi techo recién comprado.... qué horror...
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Siguiente entrega: MIÉRCOLES.
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lunes, 13 de enero de 2014

Día 88 (Tercera parte)

Continuación...

Arturo se había recostado en el sillón. Me estrechó y con una mano comenzó a acariciarme el rostro. Yo había puesto mi cabeza sobre su enorme pecho y ahora lo abrazaba por la cintura. Me sentía tan bien.
-  Simply Red – dije con los ojos cerrados, perdida en su acompasada respiración.
-  No había puesto la debida atención a esa canción – respondió, besándome en la frente.
-  Hermosa. Casi me dio un ataque cardíaco cuando la escuché… ¿es verdad lo que dice? ¿Qué sientes algo de lo que dice la canción?
-  Cada una de las palabras – se puso de pie, tomó el CD y lo fue a poner en un mega equipo musical.
Volví a escuchar el tema, ahora, entre los recios brazos de Arturo. Me fue traduciendo cada parte de la canción. Me contó que cuando escuchó “tú tienes mi vida esperando en tus manos”, supo que era la canción indicada. Que cuando dice “Viniste cuando necesité un amigo”, recordó su fiesta de cumpleaños, cuando acepté acompañarlo.
-  El título de la canción lo dice todo “You make me feel brand new”... “Me haces sentir como nuevo”..
-  ¿Yo hago eso?
-  Claro...
-  Pero apostaste mucho a una sola canción...
-  ¿Apostar mucho a una sola canción...? Yiyi, fue lo último que pude hacer para convencerte de que me dieras una oportunidad. No se me ocurrió nada más...
-  Podrías haberme ido a ver...
-  ¿Es un chiste?
-  No... - dije muy seria. Con Arturo nos quedamos mirando fijamente. Yo comencé a sentir que en alguna parte de la conversación había metido las patas.
-  Tu madre no te dijo nada... - Ok. ¿mi madre? ¿decirme qué? ¿qué tenía que ver ella?
-   No mucho... - por qué de pronto sentí que debía sentar a mi familia completa para que me contaran de la, aparente, confabulación que sospechaba existía.
-  Fui cada día a la casa de tus padres. Tu madre me decía que no querías verme, que no saldrías porque ya no querías saber nada de mi. Nunca me recibiste. Te llamé, te mandé correos, hablé con Claudio... Dios, que dura eres ¿eh? Lo único que se me ocurrió fue la canción y que Magda hablara con Pablo para ver si te lograba convencer.
-  ¿Si? - respondí con inocencia culposa.
- Si. Pablo dijo que lo intentaría. Eso fue hace semanas. Le conté a Magda lo testaruda que eres. Lo mucho que me estabas odiando el día que fui a la librería a verte... lo intenté, mi amor, pero... Dios, sí que eres dura...
-  Sip, soy dura... Así qué... mm... así que mi mamá te decía... ¿qué te decía?..
-  Que no me querías ver...
-  Pero ibas a la casa de mis padres...
-  Si... Claudio me dijo que estabas viviendo con ellos.
-  En casa de mis padres... Claudio te dijo eso – dije, pensando que aunque sentía que tenía la mejor familia del mundo, también los tendría que llamar a reunión... urgente.
-  Pablo... mm... tu hermano menor también se lo dijo de Magda ¿Por qué? ¿No estabas con ellos?
-  Si – respondí rápidamente – si, si, si. Claro... dónde más podría vivir después de quedarme sin departamento. Con mis padres... ¡lógico!
-  Ahá - la cara de astucia de Arturo daba miedo -... te voy a creer. Pero me acabo de dar cuenta, de que tu familia... te estuvo ocultando de mi.
- Que locura... para nada... mi familia no haría eso ¿por qué haría algo semejante?
-  No lo sé... quizás, porque fui el causante de todos tus problemas...
-  No, no... te equivocas. Mi familia no hace esas cosas – respondí con tan poco convencimiento que Arturo se rió y luego se decidió a abrazarme, besarme y traducirme el resto de la hermosa canción que me había dedicado.
Demonios. La siguiente reunión familiar tendría que exigirles que me contarán todo. Pero todo, todo...

Llevábamos el milésimo sabroso beso de reconciliación, cuando la puerta de la biblioteca se abrió. Era Leticia. Se puso muy colorada al vernos. Le dijo a Arturo que estaban preguntando por él en la cena y que Magdalena la había mandado buscarlo.
- ¿Me acompañas? – me dijo.
-  ¿Quienes están?
-  Mi madre, Magda, mi cuñado y Katherine.
-  ¿Katherine? – traté de disimular mi molestia.
-  Si… mi madre la invitó ¿no quieres ir a marcar territorio? - dijo besándome.
-  Mm… ¿tengo que hacer pipí como los perritos?
-  No.
-  ¿La puedo sacar de las mechas entonces?
-  Tampoco – me respondió risueño - ¿vamos? ¿me acompañas?
-  Arturo…
-  Jamás – me interrumpió muy serio -. Acostúmbrate a lo que los medios digan. El viaje fuera de Chile, lo hice solo. Al volver hice escala en el norte, para retomar mis asuntos laborales. Katherine se encontraba allá, trabajando. Nos está ayudando a implementar algunas modificaciones en el área de Recursos Humanos. Volvimos juntos a Santiago, cuando digo juntos me refiero al mismo vuelo. Nada más que eso. Jamás pasó nada entre Katherine y yo. Nuestra relación es estrictamente laboral.
-  Mm… bueno… - “confianza, confianza”, me repetía mi voz interna -. Te acompaño. Pero solo un rato… tengo a Polín esperándome desde hace mucho.
-  Lo podemos enviar con mi chófer y…
-  Ah, no… - dije poniéndome de pie – usted estará con el agua cortada, por un tiempo. Nada de invitarme a quedarnos los dos solos en esta casa. Los dos sabemos lo que eso... conlleva.. emm... no, no Arturo. Te pretendo castigar duramente ¿me entiendes? Du-ra-mente...
-  Ok, ok… ¿pero me acompañas ahora? Mi hermana estará contenta de tenerte en la familia de nuevo… odia a Katherine…

Cuando llegamos a la cena, Arturo había entrelazado sus dedos con los míos y parecíamos dos novios recientemente reconciliados. Mm… que estúpida ¡eso éramos!
Al llegar a la sala Polín era algo así como el centro de mesa. Estaba contando cosas sobre su trabajo. Él y Magdalena nos quedaron mirando cuando entramos. Magdalena se llevó una mano a su cara. Sonreía y le hacía comentarios al hombre que había visto por la televisión golpear a un periodista.
A la madre de Arturo se le puso la cara de piedra y me quedó mirando con electricidad filosa en la mirada. Katherine abrió mucho los ojos y no los despegaba de la mano que Arturo tenía entrelazada con la mía.
-  Madre… - dijo Arturo mientras me observaba –, te presento a mi novia. Se quedará un rato haciéndonos compañía.
-  Arturo… - replicó la madre – cómo presentas a esa chiquilla como tu novia estando Katherine presente.
-  Madre… Gabriela, es mi novia. Katherine siempre ha sabido que mi corazón pertenecía a otra persona. Jamás le oculté dicha información. ¿Verdad, Katherine?
-  Si… pero siempre imaginé que era una historia para mantenerme alejada, nada más. - murmuró.
-  Pues no. Gabriela es real - dijo con firmeza. En ese momento nos sentamos en el sillón. Arturo no me soltaba la mano. Yo sentía el ambiente muy tenso. Magdalena, su esposo y mi hermano se encargaron de amenizar un poco las cosas.
Ya era muy tarde. Disimuladamente había bostezado cien mil veces. Me había bajado el cansancio y le hice muecas a Arturo. Me quería ir a descansar. Antes de eso él decidió dar otro anuncio.
-  Hace unos días resolví la obra social, que al menos una de las empresas que tenemos, podría hacer.
-  ¡Oh! Hijo… qué bien… ayudarás a las orquestas que te pedí, estarán tan agradecidos, podrán al fin cambiar ese piano que tienen… está tan desafinado – replicó la madre de Arturo, dirigiéndose a Katherine que aún tenía el rostro tirante y me miraba con cierta antipatía.
-  No madre – continuó Arturo - .Hace unas semanas me llegó una nueva idea. Me pareció muy atractiva. Le estuve dando vuelta, hice mis averiguaciones y es factible de implementar. 
-  ¿De qué se trata? – preguntó el cuñado de Magdalena.
-  Quiero crear un fondo de becas para hijos de funcionarios o para funcionarios que deseen continuar sus estudios y que por problemas de dinero no lo pueden hacer – yo quedé mirando a Arturo tan sorprendida como el resto de los presentes.
-  Pero hijo… ¿eso es conveniente?
-  Katherine puede contestar mejor que yo...
-  Si. Conviene. La empresa gana en valor agregado. Publicitariamente hablando se ve mucho mejor. Dependiendo de lo que estudien, la empresa gana un profesional experimentado. Las posibilidades de ascender de la mano de nuevos conocimientos aportados o apoyados por los empleadores, ayuda mucho de cara a alternativas de beneficios laborales. Habría que ver, eso si, modificaciones en contratos e intentar que los profesionales se queden por más tiempo en la empresa que le brindaría dicho apoyo. Para que no produzcan fugas de profesionales una vez que ya se hacen con los cartones...
-  Exacto – continuó Arturo –. Gracias, Kat - ¿Kat? Le había dicho ¿Kat?-. Para esto he decido dar la primera beca para el año siguiente. Es alguien que trabaja en esta misma casa. Leticia – la aludida acababa de dejar unas tazas de café que se le habían pedido. Estaba de pie, colorada de vergüenza al darse cuenta que habíamos varios observándola –, supe… por... ahí..., alguien que quiero mucho me contó que querías estudiar gastronomía.
-  Es…si... es verdad Señor Mollins.
-   Y al parecer has estado juntando el dinero para poder trabajar de día y estudiar de noche.
-  Si, así es señor.
-  Tu abuela ha trabajado toda su vida con nosotros y ahora nos ayudas tú. Eres justo el tipo de persona que representaría el espíritu de esta beca – Leticia se había llevado una mano a la boca -. Me gustaría poder contribuir a tu educación superior, Leticia. Eso, si lo deseas y tu abuela me lo permite.
-  Señor Mollins… yo... no sé... no sé qué decir... gra, gracias señor Mollins...
-   Pues… hecho, entonces. Lo hablaremos los días que siguen, para ver los detalles ¿te parece?
-  Si, si, si, claro señor Mollins – Arturo me había quedado mirando. Sin analizar mucho más la situación en que estábamos, le puse la cabeza en el hombro y me reí para mi misma. Mi buena acción pasada, había valido la pena. Creo que tendré que pagar un par de intereses extras… mm… o sí... pero, los pagaría con gusto jijijiji...

Al terminar la velada, me enteré que Katherine se quedaría a dormir en la mansión. Magdalena y su esposo volverían a su hogar esa misma noche. Arturo le había pedido al chófer que, a Pol{in y a mí, nos llevara a casa.
-  Fue muy, muy lindo lo que has hecho por esa muchacha Arturo.
-  ¿Si?... lo estuve viendo y realmente es conveniente. Es una buena inversión futura. Todos ganamos ¿sabes?
-  Generalmente es la idea de las obras sociales. Poca gente se da cuenta, pero así es. Tu lo miras con números, yo con la perspectiva del Karma – Arturo me tenía por la cintura y me miraba con ese brillo exquisito que tanto echaba de menos.
-  Quédate… quédate conmigo… - me repetía mientras apoyaba su frente en mi pecho.
-  Arturo… ya te dije que…
-  Quédate y no te haré ninguna maldad… lo juro… solo te besaré, te abrazaré y te volveré a besar mil veces más...
-  Ese no es el problema… el problema es que la maldad te la puedo hacer yo, y después no me tomarás en serio cuando me enoje… No, además Polín tiene que ir a dormir, mañana tiene una reunión y yo le pedí que me acompañara hoy. Me siento en deuda con él…
-  Está bien. Considerando que si no hubiese sido por él, esto jamás habría pasado, te dejo en plena libertad con tu hermano.
-  Gracias – dije acariciándole el rostro- Pero, quiero un lindo beso de despedida ¿ok?
-  Concedido…

Después que nos despedimos, demasiado cálidamente para mi gusto, quedamos en conversar durante la semana sobre lo que me quería explicar. Qué pereza. Por más que insistí en que no quería saber nada más el asunto, Arturo me dijo que tenía que saber la verdad y que si eso no sucedía, jamás podríamos tenernos confianza “Hay una buena explicación para todo, Yiyi, solo hablémoslo. En una de esas, es tan buena la razón... que decides levantarme el castigo antes”.
Haij... en fin... por mí no había apuro. De camino al auto, Polín estaba de pie y junto a él una delgada silueta lo acompañaba. Era Leticia. Cuando me vio, corrió hasta mi y se me tiró encima dándome un abrazo tan fuerte como los que me daba Magdalena. Me dio las gracias. Le pregunté que por qué me daba las gracias y me dijo que sabía que yo había hablado con Arturo. Le conté que solo lo había mencionado, pero que los agradecimientos debían ser para su jefe. Él había tomado la decisión de apoyarla. Que yo tenía una mínima participación en todo el asunto… al parecer que no me creyó mucho. Tampoco quería entrar en los detalles de mi entretenida participación en aquella petición... como que no venía al caso revelar tanta cosa sucedida entre su jefe y yo ¿verdad?
Cuando Leticia se devolvió a la casa, Arturo estaba en la entrada con las manos en los bolsillos del pantalón mirándome con una linda sonrisa en su linda cara. Me dieron ganas de arrancarle esa sexy camisa blanca y hacerle miles cochinadas sexuales. Supongo que él estaba pensando lo mismo, ya que comenzó a acariciarse los labios con la yema de sus dedos…
Cuando al fin subimos al auto, Polín me quedó mirando muy fijo con una maldita sonrisa en su bocota que me hacía pensar que por su cabezota pasaba algo muy, muy malo.
-  Qué te pasa… ¿por qué me miras así? – dije aniñadamente.
-  Qué asquerosidades le hiciste a ese hombre hermanita. Qué cosas le hiciste para que le diera, nada más y nada menos que, una beca a esa chiquilla… qué le hiciste gatita traviesa… ¡CUENTAME MALDITA YEGUA EGOISTA!
-  Jejeje… Jamás, hermanito... Jamás…
Es cierto... pretendo irme con ese secreto... a la tumba... jijijijiji...
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Siguiente entrega: MARTES.
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jueves, 9 de enero de 2014

Día 88 (Segunda Parte)

CONTINUACIÓ...


23:25. Creo que el nudo que tuve por semanas en mi garganta, ha decidido decender hasta mi estómago. Mientras Magda hablaba, me fui sintiendo más y más segura de lo que le diría a Arturo, una vez que lo tuviese enfrente. Ahora, que estoy sola, en esta gran biblioteca, mis dudas hacen eco y nuevamente me está atacando la cobardía. Ahora no sé bien qué es lo que hago acá y qué diablos le diré a Arturo cuando lo vea.
He mirado en el escritorio, hay un libro encima: “El sepulcro de los vivos”… mm…
Dejaré el CD que me regaló, sobre la mesa de centro… le dará efecto a la situación… los dramones son lo mío.

23:27. Siento pasos. Dios… la puerta se abre… tengo el corazón apretado.
- ¿Gabriela? – es la siempre tan tranquila voz de Arturo – mi hermana… Magda me ha dicho que has venido… Que… que quieres verme… - No-puede-ser... Arturo viste pantalón negro, chaqueta negra y camisa blanca como la nieve. ¿Este hombre me quiere matar? Con la tenida que trae puesta no puede verse más fantásticamente sexy...
- Si, si… - conseguí reaccionar a penas – . Quiero que te sientes – dije mostrándole el sillón. Yo me quedé de pie. Me sentía mejor con un poco más de altura. Es como cuando uno está en una disertación. Sabes que te miran, pero al bajar la vista, solo ves una masa oscura. ¿Cómo pude pensar que Arturo era una masa oscura cuando estaba convertido en todo un macho alfa, asquerosamente sensual?. Dios, Arturo se sentó y se quedó mirando la caratula del CD que me había dado.
- ¿Lo has escuchado?
- Si.
- Eso… quiere decir que tengo oportunidad de explicarte todo lo que sucedió.
- No – me quedó mirando con mucha turbación –. No quiero escuchar nada de eso. Un día me dijiste que lo de dedicar temas y esas cosas no eran lo tuyo, y me diste esto. Pues yo no soy una persona de grandes expresiones y de andar con los sentimientos a flor de piel. Pretendo hacer mi gesto en todo este asunto… - Arturo levantó las cejas y pude notar su desorientación –. Pero con la condición que no me interrumpas, si lo haces no podré decir jamás lo que quiero decir.
- De acuerdo.
- Prométemelo... - Arturo se mordió el labio y mirando el suelo añadió.
- ¿Vale de algo mi palabra, aún? - hombre sexy con cara de culpa, Dios, Arturo sí me quería matar.
- Bien… - dije sobándome las manos. Me sudaban - Desde hace semanas – comencé – mucha gente me ha dicho, lo porfiada y desconfiada que soy. Algunas personas me han dicho que por no hablar de lo que me pasa, cometo errores. Pienso que es posible que eso sea verdad. Polín dice que yo soy buena para ocultar la información. Yo no lo creo. No lo siento así… lo que me pasa... lo que me pasa es que protejo. Protejo lo que siento que es mío, solo mío – Dios, se me estaban llenando de lágrimas los ojos, más agua para derramar -. Lo que sucedió entre nosotros no he logrado sacarlo. Lo tengo aquí – dije poniéndome una mano en el pecho -, apretado. Sin embargo, cada vez que me acuerdo me pasa esto ¿ves? – dije mostrándole como se me caía una lágrima -. Ese día, en la librería me dijiste que no entendías cómo había permitido que Jeremy volviera a mí y a ti no te dejaba siquiera explicarte. Te dije que fue porque él no había tocado a mi familia. Mentí. Bueno… no del todo… pero si falta agregar algo a eso. Tu… - dije a penas sosteniendo la voz, me dolía la garganta – tu… tu me heriste más, porque… yo… nunca sentí por Jeremy lo que siento por ti – Arturo bajó la mirada al piso nuevamente y cuando la levantó, me sonreía –. Cuando Jeremy me mintió, a penas logré derramar una lágrima y no fue por él, sino por la humillación a la que yo me había sometido, por propia voluntad. Jeremy era un tarado, un tipo promedio, un hombre más, pero ¿tu? ¿tu?... tu no podías ser como un hombre promedio. Para mi tu eras perfecto, el hombre ideal, el Príncipe Azul – Arturo había comenzado a mover la cabeza, quiso decir algo, pero se quedó en silencio -.Con Jeremy nunca me importó lo que hiciera. Sí, me dolió el orgullo. Si, lloré por tener el ego herido, pero no esperaba nada de él. Contigo… - dije moqueando patéticamente – contigo no he parado de llorar, Arturo… cada vez que me acuerdo de ti me baja una pena horrenda que me dan ganas de sacarme el corazón y dejarlo enfreezer un rato - me quedé en silencio, apretando los labios para contener las lágrimas. Simplemente, no pude – Dios, Arturo, extraño las conversaciones que teníamos, esa posibilidad de detener el tiempo cuando estoy junto a ti, no logro olvidar el primer beso que me diste, ni tus caricias, ni tu risa, ni el aroma de tu perfume, ni como hueles cuando duermes, ni cuando me abrazas mientras hacemos el amor… quiero… quiero…- Arturo se había puesto de pie y se acercaba a mi. Yo comencé a alejarme, quería terminar de decir lo que tenía guardado – quiero… que apoyes mi cabeza contra tu pecho que me abrah, abraces – había comenzado a hipar de nuevo -… y… yh… que me digas queh, queh todo va a estar bien… y quiero quedarme allí… escuchando cómo late tu corazón, porque me calma, me da paz, me lleh, llena de alegría y me hace sentir que nah, nada es más importante en el mundo que estar conh, conth, contigo…
Arturo me sonreía. Se me había acercado, había puesto su mano bajo mi mentón y con un pañuelo desechable me secaba las lágrimas, mientras yo seguía hipando.
- Yiyi… eres la mujer más impredecible que he conocido en mi vida ¿sabes?
- Cohn impredecible quieres decir ¿loh, loca?
- Con impredecible quiero decir que eres fascinante, exquisita y que amarte y entregarte mi corazón es la mejor decisión que podría haber tomado en mi vida…
- ¡Ah!
- Fui un completo estúpido, perdóname...
- Un tarado – dije dándole con un puño en su pecho, mientras yo seguía llorando.
- También fui un tarado...
- Un idiota...
- Un idiota también – dijo besándome en la sien.
- Un patán maldito y asqueroso...
- Sobre todo eso, un patán maldito y asqueroso...
- ¿Dime algo para odiarte, por favor? - con cada beso de Arturo me sentía desfallecer.
- Yo no haré eso – tomó mi rostro entre sus manos y agregó -. Te quiero, Gabriela Gómez, te quiero demasiado. Y lo único que deseo es tenerte conmigo de nuevo. Ven… - dijo tomando mi mano y llevándome al sillón - No quiero que sigas llorando. Te prometo que mientras estemos juntos, - dijo secándome más lágrimas que me seguían rodando - nunca más te voy a herir, nunca más haré el daño que hice a lo que comenzábamos a tener. Me he maldecido cada día que no has estado conmigo por haber tomado malas decisiones. Ahora has vuelto… te tengo aquí, llorando porque me extrañas… y me siento recompensado…
- ¿Arturo?
- Mi amor…
- Me pasas otro pañuelo, se me cae el moco… - Arturo estalló en risa, me pasó el pañuelo y después que me hube sonado me quedó mirando.
- Lo que más extrañaba eran esas cosas bizarras tuyas…
- Arturo… en medio de todo esto, decidí valorar la teoría de tu padre. Eso me trajo hasta acá…
- ¿Cómo es eso?
- Tú eres una constante en mi vida. Has estado todo este tiempo, imperturbablemente inmóvil en mi corazón a pesar de todo… - Arturo me sonreía –. Te odié...
- Lo sé, lo sé... lo vi en la librería de tu padre...
- Pero mientras más te odiaba, más mal me sentía...
- Lo siento...
- Jeremy es machista. No esperaba grandes cosas de él, pero tu... tu no podías ser igual, nunca lo fuiste. Desde el primer día que nos conocimos, fuiste distinto. Me diste mucho, me ayudaste, eras perfecto ¿cómo? ¿cómo podías caer en el mismo sacó que él?
- No soy perfecto, Yiyi... lo sabes...
- Ahora... en su momento, me quebraste la vida...
- Por eso debo explicarte to...
- No, no, no – dije moviendo la cabeza negativamente y llevándome ambas manos hasta los oídos - … ya no quiero más de todo eso...
- Pero...
- No, no. Dije que no – lo interrumpí con firmeza –. No eres ese Príncipe Azul que una infantil Yiyi creyó. Eres un hombre con defectos, con virtudes – dije acariciándole el rostro, su lindo rostro - … si hay alguna posibilidad de estar juntos, no quiero estar con el perfecto Arturo Mollins que todo el mundo piensa que eres. Quiero al Arturo Mollins, real. Quiero al Arturo que tiene complicaciones, que pelea con su madre, que juega con sus sobrinos, que necesita masajes, que come pollo asado mientras analiza gráficos de torta, que se levanta con modorra cada mañana para cumplir con sus deberes. Quiero a este Arturo que me ve en mis peores estados, que me escucha, que ríe, que siente cosas - Arturo había tomado mis manos entre las suyas y las besaba con emoción -. Quiero saber que lo que siento por ti, está por sobre cualquier cosa...
- No te puedes imaginar la alegría que me has dado, Yiyi… - me abrazó de la misma forma que lo hizo el día de su cumpleaños cuando Magdalena nos sorprendió- Perdóname, bonita, perdóname...
- ¿Crees... que... tenemos alguna remota posibilidad de estar juntos? - dije mientras me enrollaba en su pecho. Arturo me separó de su lado y me quedó mirando con sorpresa.
- El que comente el error garrafal soy yo ¿y tu me estás preguntando si podemos volver?
- ¿Si? ¿Esto es lo que llaman reconciliación? ¿verdad?
- Si y no… estamos aquí, juntos, hablando del tema y llegando a un acuerdo. Pero falta el sello final.
- ¿Sexo acá?… me parece que no. Definitivamente, aún tienes que hacer un poco de mérito… no, no, creo que tienes que hacer mucho, mucho mérito.
- Lo sé… lo sé… aceptaré el castigo, que espero no duré mucho. Necesito volver a despertarme contigo ronroneandome en la oreja. Pero, podríamos iniciar con un beso. Me muero por volver a bezar esos hermosos labios tuyos... y... presiento que ellos también desean uno...
- Si… y créeme que mis labios no son lo único que pide a gritos algo de ti… emm... ¿dije eso en voz alta?
- Si, y lo escuché fuerte y claro - a esa altura ya tenía a Arturo abrazándome y dándome besos en la comisura de los labios, mientras me repetía cuanto me quería, que lo perdonara y que nunca más me haría sufrir.
El beso de la reconciliación fue tan exquisito como el primero que me dio. Pero este tenía el sabor de la libertad de saber que el hombre que tenía al frente aún me quería, tanto como yo a él. Era agradable y era extraño. Ser correspondida, era una experiencia totalmente nueva para mí. En realidad... tan nueva, como todo lo que he vivido con Arturo Mollins... el hombre que amo, el hombre que también me sigue amando...
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Siguiente entrega: LUNES.
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