miércoles, 15 de enero de 2014

Día 89 (Segunda parte)

Continuación...
23:05. Bueno… papá y mamá han sobrevivido al impacto. Después que les conté que tenía una relación estable, y que esa estabilidad emocional me la estaba brindando Arturo Mollins, el silencio que se produjo fue tan enloquecedor que pensé en tirarme por la ventana. Papá miraba a Mamá y luego volvía a mirarme a mí. Lo hizo como seis veces, antes de que mi madre le dijera “Pareces reloj cucu. Deja de mirarme así, yo tampoco lo sabía. Eso lo ha hecho la loca de tu hija, sola.
Le había contado a Arturo que les diría a mis padres sobre lo nuestro. Se ofreció a acompañarme, pero de pronto imaginé a papá persiguiéndolo con un cuchillo carnicero por toda la cuadra y luego sufriendo fatal infarto en medio de la calle. La imagen fue aterradora, así que le dije que lo haría sola. “¿Estás segura, Yiyi? Podría explicarle todo mucho mejor si estoy presente”, nuevamente imagine el cuchillo carnicero insertado en todo lo que es el pecho de Arturo. No, lo haría sola. Decidido. Además, estaban mis dos hermanos presentes, así que aprovecharía de pedirles explicaciones por esas visitas de Arturo, de las cuales solo me enteré cuando nos reconciliamos.
Papá me preguntó si acaso si mi relación se debía al deseo de recuperar la librería nada más. Lógicamente que no era así. Decidí contarle cómo se habían ido gestando las cosas.
-  ¿Era por él tenías esa cara esa tarde que hablamos? – me preguntó mamá.
-  Si… ahora que sé lo que sucedió y las cosas que ha estado haciendo, no me queda más que disculparlo e intentar que nuestra relación funcione. Yo lo quiero – dije con timidez.
-  Pero hija…- exclamó papá poniendo cara de pasa - ¿cómo pasó eso?
-  No lo sé… solo se dio. No te lo voy a negar, desde que lo conocí que sentí algo por él. Pero no supe qué era. Las cosas se fueron dando lentamente. Teníamos problemas, pero por alguna razón, lo que siento por él estaba por sobre todo eso.
-  ¿Incluso por sobre nosotros? - dijo con seriedad.
-  No seas leso – intervino mamá – no compares peras con manzanas, Sergio. Gabriela ya te contó lo que pasó. La librería y el departamento volverán a sus manos. O sea, igual el joven merece que le des el crédito.
-  ¿Joven? Anita, ese hombre no es joven. Está muy viejo. Tiene más de cuarenta...
-  Y tu hija más de 30. Hace rato que Gabriela ya no es una niña, Sergio.
-  Está harto viejita y pelúa, poh Papá... – se metió Polín riéndose de buena gana. 
-  Yo apoyo la relación- dijo mi madre muy resuelta.
-  Pero Anita…
-  Qué Anita, Anita… el hombre es muy guapo. Increíble que se haya fijado en Gabriela, con lo cabeza loca que es. Hija, no te preocupes por tu padre, mi papi, que en paz descanse, murió odiando a tu padre. Así que es normal que odie a Arturo.
-  ¿Tu padre murió odiándome, dices? - la cara de papá era de estupor.
-  Si… con cada célula de su cuerpo.
-  Y yo que creí que le agradaba.
-  No. Te odió por haberte casado conmigo y haberme dado tres hijos...
-  Bueno hermanita – dijo Polín - … formalizaran en estos días entonces. Que emoción… ¿seguirán viviendo juntos?
-  Si… - dije algo nerviosa.
-  Te dijo cuándo estarán los papeles listos para firmarlos... - preguntó Claudio, que hasta ese momento solo había estado escuchándonos.
-  Eso, eso – exclamó papá apuntándome algo que parecía estar en el aire - … hija, sin firma no te vayas con ese hombre. Puede que solo te esté usando...
-  Haij, Sergio – bufó mamá - ¿para qué la va a querer usar?
-  No sé pues Anita... esa gente de plata es rara... - acotó papá moviendo el dedo índice cerca de la sien, como aludiendo algo de locura.
-  Papá, Arturo me prometió que todo quedaría regularizado pronto. Quiere que Claudio lleve el caso. Marcela se hará parte como querellante ¿te lo dijeron? - le pregunté a mi hermano mayor.
-  Si, ya estoy al tanto. Quería saber si te había dado fechas.
-  No, no... quizás meses.
-  No creo. Si presiona tanto como para quitarte la librería y el departamento, es posible que salga todo en corto tiempo – las palabras filosas de mi hermano mayor, me hicieron pensar que su desconfianza era del mismo tamaño que la desconfianza que sentía papá.
-  Cómo sean las cosas, nuestra hermanita encontró novio – se metió Polín con una enorme sonrisa, mientras movía las cejas de arriba abajo con una velocidad odiosa. La cara de picardía de mi hermano chico me lograba sacar de quicio.


Luego del picoteo, mamá mandó a acostarse a papá. Le di la buenas noche y en el oído me susurró “Hija, en serio que no te metes con ese gallo, solo para recuperar lo que nos quitó” Pobre mi papá, aún no cree que lo que le conté es cierto y que mis sentimientos por Arturo son reales. Mucho menos cree que el propio Arturo me quiere de verdad.
Antes de irme decidí hablar con mamá sobre las visitas de Arturo durante los días en que estuvimos separados.
-  Si, es cierto – dijo mi madre –. Vino casi a diario y preguntaba por ti.
-  Pero, le dijeron que yo estaba acá, mamá. En esa época, yo estaba en casa de Polín.
-  Y...
-  Y que le mintieron a él. Además, que durante todo ese tiempo yo creí que no le importaba.
-  ¿Qué querías que hiciéramos?
-  No sé... decirme quizás. Podríamos haber solucionado las cosas con él antes.
-  Tus hermanos y yo, te vimos muy mal. Estabas deprimida y hacías muchas burradas. Lo que nosotros hicimos, fue protegerte y darte tiempo para que te sanearas de todo lo que viviste.
-  Pero mamá...
-  ¿Pero mamá, qué? ¿qué pretendías que hiciera, Gabriela? ¿Qué pretendías que hiciera con el hombre que casi mata a mi marido y que deja a mi hija en la calle? - me quedé muda ¿qué se le puede rebatir a una madre con semejante argumento? - . Era lo mínimo que debía sufrir si deseaba recuperarte. Sobre todo si estaba tan enamorado como decía estarlo...
-  ¿Enamorado?
-  Si... eso dijo... y... yo le creo...
-  ¿Le crees eso de que está enamorado?
-  Si. Tanto le creo... que es la razón por la que confío en que te devolverá todo. Sin chistar y en corto tiempo... - mamá me había quedado mirando con una sonrisa cómplice que me hizo sentir un retorcijón en el estómago. ¿Podría ser que Arturo estuviera enamorado de mí? Sería tanto hermoso como emocionante – Entonces – prosiguió -... se pondrán a vivir juntos...
-  Si, mamá. No veo razón para separarnos...
-  Bien… solo usen condón porque aún no quiero nietos tuyos ¿me oíste?…
-  ¡Mamaaaa! – chillé divertida.
-  Nada de mamá... te lo pido más por tu padre. Si no lo mataste hoy con el notición, lo matas con eso de traer a un Mollins a este mundo. Así que o te abstienes o lo forran ¿si?
-  Mamá, eres la reina de las sutilezas...
La verdad es que mis padres no tendrían nietos míos. Eso estaba claro. De solo imaginar que Papá asesinaría a Arturo y que la mamá de Arturo me colgaría a por el pescuezo, me daban ganas de mantener nuestra relación puertas a fuera.
Pero nos cuidaríamos. Ninguno de los dos es un adolescente. Él tiene más de cuarenta, yo más de treinta. Papá y Polín se han encargado de recordarmelo. Pero para dejar de ser novatos, habría que practicar mucho. De hecho... creo que tenemos varias horas de retraso, así que tenemos que ponernos al día... lo cual hace que mis hormonitas se vuelvan muy, muy orates...
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Útima entrega: JUEVES.
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2 comentarios:

  1. Ay!!! La mamá de yiyi idola!! Jajajajajaajajajajajajajaja!!

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  2. Jajajajajaja muy buena reunión familiar, y las mamas como siempre con demasiada astucia, Yiyi si queremos un mini-Mollins y no quiero que termine al menos una fiesta de boda por favor y que sea muy larga de unos tres capitulos

    Gracias Meche ha sido una maravilla que hayas decidido compartir tu novela, pero ahora que vamos hacer cuando se termine que nos alegrara la mañana :'(

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